Descubre las referencias literarias en la tercera temporada de esta serie que demuestran que el género detectivesco sigue más vivo que nunca
Desde Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle y August Dupin de Edgar Allan Poe, hasta Philip Marlowe (de Raymond Chandler), la figura del detective televisivo y cinematográfico se ha transformado y evolucionado. Claro, siempre sin perder como referencia a estas figuras como sus principales aristas que definieron el género detectivesco.
Sin embargo, para la seri True Detective (2014), el director y guionista estadounidense Nic Pizzolato no intenta romper con los cánones y clichés. Regresó a la novela negra, y con ayuda del folklore estadounidense mezcló el género del detective con el gótico americano de Faulkner, o incluso el de Capote en Otras voces, otros ámbitos. También se emancipa de la dinámica de un detective principal con su sidekick o su Watson. Le dio protagonismo a sus dos detectives principales, Rust Cohle (Mathew McConaughey) y Marty Hart (Woody Harrelson), para romper con el esquema y acrecentar el drama de la serie.
Esta fórmula le funcionó a la perfección a HBO, por lo que regresó para hacer una antología. En la segunda temporada, se vio más aglomerado el detective corrupto y la trama de la mafia, que apela más a un cine de gángsters, como el de Scorsese o Coppola, en lugar de apelar al cine de Alfred Hitchcock o Billy Wilder. Por otro lado, el diálogo de la tercera temporada con la primera fue mucho más directo en tono y trama. El gótico americano como subgénero, que yace en las tres antologías, ahora cobra una mayor importancia en la arista bélica.
Para esta tercera temporada, la serie está dividida en tres líneas temporales. En ellas se trata de resolver un caso que se acompleja cada vez que se acercan a un posible resultado, ya sea por incriminar a las personas equivocadas o por las políticas kafkianas de los departamentos que son ulteriormente burócratas. Los dos detectives son veteranos de la guerra. Wayne (Purple) Hays es un ex LRRP (Long Range Reconnaissance Patrol), o en palabras más mortales, un sabueso rastreador. En la primera línea temporal situada en los 80, los personajes dialogan con el terror al regreso de la guerra. Uno de los conflictos más grandes de la temporada surge por un personaje que en realidad no supo regresar de la guerra, y “extraña sólo tener que preocuparse por sobrevivir”.
Entre estos tintes filosóficos de la serie, en lugar de recurrir al gótico americano regresa a la literatura norteamericana del periodo entre guerra. Hemingway fue el exponente de la literatura bélica de este periodo, y su suicidio nos habló del trastorno postraumático. Regresar a “casa” es una ilusión, reintegrarse a la sociedad o regresar a la normalidad con cimientos en el civismo corrompe a cualquiera, pues en la mente del veterano se arrastra la experiencia de la brutalidad y bestialidad de hombres que matan so pretexto de “protección” y patriotismo.
Y es precisamente en este diálogo que difieren la primera y la tercera temporada de True Detective —la segunda, por su particularidad y decadencia, es omitida. La connotación bestial del hombre corrompido en la primera es tratada como una naturalidad del psicópata. En cambio, en la segunda, aunque también se vislumbra cierta naturalidad, se apela más a la corrupción de la psique por la violencia social que enfrentamos diariamente. Sobre todo si eres un veterano de guerra.