Enriqueta Burelo
“Señor vicepresidente, estoy hablando”. La candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris, utilizó por primera vez esas palabras unos seis minutos después del inicio del debate, cuando su rival republicano intentó interrumpirla por primera vez. Pence trató de seguir hablando, por lo que Harris rápidamente le volvió a poner freno.
El mansplaining (man: hombre, explaining: explica) ha sido un término acuñado por diversas organizaciones vinculadas a los temas de género al ser interpretado como una forma de machismo cultural que reproduciría un sistema de dominación de los hombres sobre las mujeres.
“Es una forma de cómo el hombre tiende a manejar los diálogos que establece con otras mujeres, sin importar necesariamente del tema del que se está hablando, donde actúa desde una relación de poder que anula consciente o inconscientemente a la mujer en sus opiniones”, explica la sicóloga Evelyn Muñoz.
Está situación nos lleva a reflexionar porque en un país como Estados Unidos, donde las mujeres han logrado destacar en diversos ámbitos de la sociedad, no ha sido posible que una mujer logre escalar la Casa Blanca, cuando en países como Nicaragua, Costa Rica, Argentina, Chile, se ha logrado que mujeres dirijan los destinos de su país.
Cuando Hillary Clinton compitió, las mexicanas estábamos muy entusiasmadas que triunfara en las elecciones y cosa curiosa a nivel de votación popular tuvo más votos que Trump, su derrota fue en los colegios electorales, considerábamos que su triunfo podía asestar un golpe certero al modelo sexista, que señala que las mujeres no estamos preparadas para gobernar.
Hoy que Kamala Harris lograr ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos, el puesto político más alto que una mujer ha logrado ocupar en el vecino país, vale la pena recordar a sus antecesoras que le entraron a la arena política para llegar a la presidencia o vicepresidencia-
Por otra parte es importante recordar que Victoria Claflin Woodhull, más tarde conocida como Victoria Woodhull Martin (23 de septiembre de 1838 – 9 de junio de 1927), fue una líder del movimiento por el sufragio femenino en los Estados Unidos y se convirtió en 1872, Woodhull se convirtió en la primera mujer en presentar su candidatura para la presidencia de los Estados Unidos, como representante del partido Equal Rights, que abogaba por el sufragio femenino y la igualdad de derechos.
“No soy la candidata de los negros de Estados Unidos, a pesar de que soy negra y estoy orgullosa de ello. No soy la candidata del movimiento de las mujeres en este país, a pesar de que soy mujer… soy la candidata del pueblo de Estados Unidos”.
Así anunció su candidatura Shirley Chisholm en la entrada de la Iglesia Bautista Concord de Brooklyn, Nueva York.
Chisholm fue la primera mujer negra que se presentó a una nominación presidencial demócrata en 1972 y también la primera negra que sirvió en el Congreso, elegida para el cargo de legisladora en 1968, en un año en el que el país estaba sumido en tensiones raciales. Fue la única mujer que ganó ese año.
La describían como “una revolucionaria, una matriarca y una peste”. Y Chisholm decía que ser mujer era para ella una “desventaja más grande” que ser negra.
“Al final, lo antinegro, lo antifemenino y todas las formas de discriminación son equivalentes a lo mismo: el antihumanismo”, escribió en sus memorias.
Aunque el éxito de su candidatura siempre fue una probabilidad remota, logró llegar a la convención para la nominación demócrata y obtuvo más de 150 votos de delegados.
“Si eligen a una mujer para el segundo cargo más alto de nuestra nación, enviarán una poderosa señal a todos los estadounidenses. No hay puertas que no puedan ser abiertas”, dijo Geraldine Ferraro en su discurso de nominación en 1984
Ferraro era la única candidata a vicepresidenta por el Partido Demócrata hasta Harris. Y también era hija de inmigrantes y se había desempeñado como fiscal.
Ferraro reconoció con inusual franqueza que su elección como compañera de Walter Mondale en la carrera a la Casa Blanca se debía a que era mujer.”No hay forma de que un candidato presidencial elija a una mujer como compañera de fórmula a menos de que esté 15 puntos por debajo en los sondeos”, admitió en un grupo electoral de mujeres tras ser elegida.
Durante su campaña se hizo conocida por su dureza. Cuando surgieron informes negativos sobre las finanzas de su familia en medio de la campaña, se mostró como una experta abordando la crisis en una conferencia de prensa maratónica para responder preguntas de unos 250 reporteros presentes. El resultado fue una disculpa de George Will, un columnista conservador que había escrito desfavorablemente sobre ella.
Hillary Clinton, sufrió la experiencia de dos derrotas, primero al interior de su partido cuando admite su derrota en la nominación contra Barack Obama en el 2008: “Aunque esta vez no fuimos capaces de romper el techo de cristal más alto y más duro, gracias a ustedes ahora tiene unas 18 millones de grietas y la luz brilla a través de él como nunca antes, llenándonos de esperanza y del seguro conocimiento de que el camino será un poco más fácil la próxima vez”.
Tras 42 hombres (41 de ellos blancos), Hillary Clinton hizo historia al convertirse en la primera mujer que, según datos de la agencia AP, logró el número de delegados suficientes para ser nominada por uno de los principales partidos a las presidenciales.
Y en su discurso de nominación en el 2016 como candidata de su partido, señaló: “Esta noche hemos alcanzado un hito en la marcha de nuestra nación hacia una unión más perfecta: la primera vez que un partido importante nomina a una mujer para presidenta. Parada aquí como la hija de mi madre y la madre de mi hija, estoy muy feliz de que ha llegado este día”, declaró en su discurso de nominación en 2016, fue derrotada por Donald Trump en las elecciones generales, a pesar de haber ganado el voto popular.
Lo rescatable de su participación como candidata a la presidencia de su país, fue el hecho de que su campaña coincidió con la noción de que los llamados “asuntos de mujeres” son relevantes no sólo para las votantes liberales, sino para todo el electorado. Los asuntos de la agenda como el cuidado infantil asequible y las licencias de paternidad estaban también en el radar de los republicanos y, aunque Clinton no ganó la Casa Blanca, una especie de techo supuestamente se rompió en la forma como la economía, la salud y el tratamiento social de las mujeres fueron considerados una parte principal de la toma de decisiones.