Manuel Velázquez
Existe una prolífica vinculación histórica entre las artes visuales y la literatura; a veces como acompañantes o correlatos en forma de crítica o ilustración, pero también como fuerzas creativas autónomas detonantes de ciertas experiencias que bien pueden ser expresables en uno, otro o ambos lenguajes. De acuerdo a Nietzsche “interpretar un texto no es darle un sentido (más o menos fundado, más o menos libre), sino por el contrario apreciar el plural de que está hecho”. Durante siglos, los pintores se han inspirado en temas literarios para realizar sus composiciones, y los poetas han intentado conjurar imágenes que se creía que sólo las artes plásticas podían transmitir de forma adecuada. Si el texto, y en especial la poesía, es la relación de sus partes con el lector y el oyente y así construye su sentido, también las obras visuales suelen componer un sentido más allá de su límite material. En una interpretación visual, la complejidad del texto literario estará siempre presente, fuera de la inmediatez de sus representaciones icónicas.
Ilustrar un texto trata especialmente de coincidencias sincrónicas; intereses comunes y traducciones estilísticas entre los diferentes medios (imagen y texto). Esto es visible en la obra que presenta Israel Barrón en la exposición Modos de hacer/modos de ver de Jacobo Alonso, Karen Perry, Emma Jatziri, Maribel Portela, Raúl Ortega y el propio Israel, abierta en la galería Flavia (Jiménez 42, centro, Xalapa, Veracruz) hasta el mes de enero de 2021. Aquí Israel aborda la relación artes visuales-literatura desde un doble enfoque. Por una parte, se ocupa de los diversos libros, que ha interpretado. Por otra parte, dilucida la función del artista plástico (en sentido amplio), tratando de establecer conexiones entre las artes visuales y la literatura.
En esta exposición Israel muestra una pequeña colección de sus diversas ilustraciones. El artista nos presenta sugerentes e inquietantes imágenes, un muestrario de historias y sueños que acompañan a la niñez. Imágenes que nacen cuando se cierran los ojos o se abren los libros. En las historias narradas por la imágenes los mares se funden con los cielos, las tortugas parecen que vuelan, las personas parecen de madera, se vislumbran ciudades con nichos, los niños se transforman en las cajas del mago del circo, devoran con sus sueños todo lo que les rodea, o se vuelven alebrijes en las calles. Todas estas historias mezclan lo absurdo, lo irónico, lo lúdico con una cuota de ingenuidad no despojada de una cierta nostalgia; toda una variedad visual y literaria.
La obras que se presentan en esta exposición es el seguimiento de las coincidencias estilísticas y temáticas de este autor a partir de la literatura. Su relación con la literatura no es fortuita, en sus obras también aparecen frases, textos completos que rompen el proceso habitual de lectura visual de una obra plástica, de tal modo que la imagen entreteje vínculos transparentes con la literatura. El artista apuesta por la literatura y la ilustración como lenguajes entretejidos. La factura adquirida como ilustrador se denota no sólo en el trazo sino en el tratamiento de sus pinturas.
Israel es un artista que ha planteado su obra desde dos perspectivas, por un lado amplía con sus trabajos las posibilidades expresivas y también formales de la pintura; por otro realiza continuamente ilustraciones, ambos lenguajes no corren por separado, sino que se entrecruzan, se desarrollan y crecen de manera simultánea.