Hansell Fuentes
“En memoria de Spike. Fiel amigo y eterno cachorro.”
Desde pequeño brotaba en mi una imperante preocupación por el abandono y el maltrato animal. Recuerdo cómo en 5° de primaria reuní a varios amigos para salir en la televisión a promocionar el cuidado y protección animal, evidentemente sin un proyecto que tuviera pies y cabezas, sino más bien motivado e impulsado por una innata pasión por los animales.
Con el paso de los años las distracciones y las mismas necesidades de la vida adolescente y adulta me fueron alejando de esta pasión. Hoy recibo una dosis amarga que me recuerda y revive este objetivo.
La pregunta más complicada que debemos resolver es ¿Cómo se puede priorizar esta problemática en un país con mil crisis alternas que parecen ser más graves y dolorosas?
Las Instituciones en México están rebasadas en prácticamente todos los rubros, sin embargo, esto no debe ser excusa para dejar de atender otras problemáticas que pudieran llegar a ser menos lacerantes para la vida pública.
En este sentido, y como en cualquier otro ámbito, el aspecto social y comunitario es primordial para tomar la ruta del combate y concientización de este tan sensible tema.
Y es que los Derechos de los animales y la penalización del maltrato y crueldad animal, no sólo obedece a la moral y a las buenas costumbres humanas, sino que además tienen un sustento científico.
“Las investigaciones en el campo de las interacciones humano-animal han sugerido que la participación en comportamientos de crueldad hacia los animales puede relacionarse con el desarrollo de actitudes que reflejan una insensibilidad general hacia el bienestar de los demás.
Uno de los trastornos humanos más relacionados con el maltrato animal es el trastorno disocial, también llamado trastorno de conducta, pues uno de sus primeros síntomas es la crueldad hacia los animales. La agresión predatoria mostrada por individuos con trastorno disocial otorga un marco de sumisión y dominación que conduce a los mismos procesos de satisfacción de necesidades que los actos sádicos contra los humanos.”
Así pues, la relación entre la violencia humano vs humano pareciera tener una conexión directa en el proceso de insensibilización y recrudecimiento de conductas antisociales que obedecen al maltrato y crueldad animal.
Chiapas se ha quedado corto en materia de Derecho Animal y en cuanto a la sanción y tipificación de estas reprobables conductas.
A diferencia de la Ciudad de México y otras ciudades del mundo, en donde la crueldad y maltrato animal representan un delito, en Chiapas, la Ley de Protección para la Fauna en el Estado de Chiapas solo prevé sanciones administrativas, mientras que el Código Penal para el Estado de Chiapas ni siquiera se encuentra referencia alguna sobre este tema.
México es parte de la Proclamación de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, y es momento de comenzar a trabajar más a fondo sobre este tema.
El desarrollo humano sería inconcebible sin la participación y sacrificio de millones de criaturas que a lo largo de los siglos nos han y seguirán acompañando. Nuestra deuda con las demás formas de vida indefensas es grande e inaplazable.
*DÍAZ Videla, Marcos, Irurzun Juan I. “Psicopatía, criminalidad y maltrato animal.” Universidad de Flores. 2018. ReasearchGate.