Jovanna Janely Martínez Caballero.
Para mis abuelos, quienes me permitieron elaborar una perdida…
Triste, doloroso, pero lleno de mucho amor es el nuevo cortometraje de Netflix dirigido por Will McCormack y Michale Govier que te hará llorar. Este conmovedor cortometraje de 12 minutos nos cuenta la historia de un matrimonio que está pasando por la dolorosa experiencia de la pérdida de su ser más amado, su hija. Minuto tras minuto podemos ver a los padres lidiar con el vacío existencial que están pasando tras la muerte de su hija debido a un tiroteo dentro de la escuela; lo que será una fuerte crítica al país Estadunidense y su libre portación de armas y la facilidad de acceder a ellas (hasta para un menor) lo que ha provocado, como muchos sabemos, tiroteos en escuelas dejándonos desgarradoras historias como esta.
El cortometraje no nos muestra el nombre de nuestros protagonistas porque nos da a entender que podemos ser cualquiera de nosotros viviendo una experiencia similar y esto es la pérdida de un ser amado, la animación nos deja ver colores grises y negros (salvo ciertos tonos de color en momentos muy específicos) para podernos transmitir el dolor y el vacío que se siente en el duelo. La pérdida de un ser querido nunca es fácil, ya sea un pariente lejano o alguien con quien convivíamos todos los días y a todas horas, nadie nos enseña a que tendremos que vivir en algún momento de nuestras vidas la muerte de alguien más, nos explican que existe la muerte y que en algún momento transitaremos por ella pero nadie nos dice que pasa en nosotros cuando alguien más muere, no es raro por eso que sea tan difícil poder dar unas palabras de consuelo cuando alguien pronuncia “murió mi hija…” “Mi esposo murió…” “Mi madre a partido…”.
En cortometraje encontramos un padre destrozado, con ira por el dolor de la perdida, alejado de su esposa a quien apenas si mira; por parte de la madre no es tan diferente, distraída, sin ánimos ni esperanza y con una fuerte necesidad de no querer ver nada que le recuerde que alguien le falta y es que ¿Quién no se ha sentido así tras la pérdida? No queremos ver ningún recuerdo que nos haga pensar en nuestro ser querido, sentimos odio o ira tras el evento desafortunado que nos arrebató a nuestro ser amado, pensemos un poco en la actualidad y en los miles de personas que perdieron a un ser querido tras el COVID-19, un año de mucho dolor y enojo, enojo por el encierro, la pérdida de empleo y negocios, la ansiedad por no contagiarse, tener que vivir la enfermedad y ver partir a los demás. Es normal tener todos estos sentimientos encontrados habitando en nosotros en un año como este, pero tampoco se trata de continuar cargando con el dolor, sí podemos habitarlo, conocerlo, pero es importante hacer algo para sanar.
El reencontrarse con la vida y con los otros después de un duelo no es nada fácil, tampoco tiene que ser rápido todo debe ser a nuestro ritmo (claro lo ideal tampoco es quedarse eternamente en el dolor) algo que me gusta muchísimo en el cortometraje es la escena donde suena una bonita melodía y la madre de la pequeña después de mucho tiempo se decide a entrar a la habitación de su hija, decide reencontrarse con ella… una canción, una prenda, unas fotos de días en los que compartieron, un dibujo; nos puede hacer recordar que nuestros seres amados siguen presente en nuestra memoria y en el corazón.
Llorar y llorar, para aceptar la perdida no es malo, incluso si un día no queremos levantarnos de la cama, esta bien, pero recordemos siempre que necesitamos ayuda para poder salir de la tristeza que sentimos en el interior, ya sea con amigos, nuestra religión o un profesional de la salud que pueda prestarnos oídos para poder expresar todo lo que sentimos y así poder generar más allá de un arrebato de nuestro familiar poder elaborar una perdida, porque en el arrebato nos sentimos robados, enojados de que nos quitaran algo… pero en la perdida, podemos dejar ir…para así poder sanar y recordar sin tanto dolor.