Por Enriqueta Burelo
La muerte es el transito natural de todo ser humano, es fácil decirlo pero difícil de entender y sobre todo, el corazón, no entiende de razones como en el amor. En medio del cempasúchil o las flores de seda, a mí me gusta más nombrarlas con el nombre nativo musa, naranja y morado una combinación bellísima, de dos colores que representan la no violencia contra las mujeres, resaltados por el parpadeo de la llama de las veladoras, esta fecha tan representativa del sincretismo de nuestras tradiciones, no se fue inédita, tres muertes cimbraron nuestros corazones: el artero asesinato de mi amigo Fredy López Arévalo, y la muerte de nuestra querida amiga Marina Jiménez a manos del Príncipe Cáncer, como señala Jaime Sabines que se divierte arrojando dardos, a los ovarios tersos, a las vaginas mustias, a las ingles multitudinarias. Y para completar el triduo, la muerte del tío Efraín de Coss Velasco, primo hermano de mi papá, presidente de Villaflores hace ya un buen de años, la última vez que lo vi, fue cuando mi papá estaba ya enfermo de cáncer en los pulmones, fruto del cigarro que consumía uno tras de otro, uno escoge como morir.
De repente en pareciera que, en nuestro país, la vida no vale nada, como diría el gran José Alfredo Jiménez, si uno ve la foto del presunto asesino de Fredy, un joven recién destetado que, con toda la sangre fría del mundo, lo mata a quemarropa, de seguro oyó su respiración, sintió su último aliento y le valió madres como decimos en México, y le disparo segando su vida. Me hizo reflexionar sobre el entrenamiento que sufren muchos jóvenes, víctimas de la desesperanza y que los convierten en sicarios, los enseñan a matar, hasta que matar no significa nada para ellos y matan por dos pesos, así de barata es la vida humana.
Lo ocurrido con nuestra amiga, víctima de ese asesino que cobra la vida de 10 millones de personas anualmente El cáncer sigue aumentando su número de víctimas. En 2020 alcanzó a 19,3 millones de personas y se cobró diez millones de vidas en el mundo, convirtiéndose en la segunda causa de muerte, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), y advirtió que en las próximas décadas los nuevos casos aumentarían para llegar a ser casi un 50% más altos en 2040.
Y el tío Efraín, siempre en mi corazón la familia, aunque no nos frecuentemos como quisiera, me paso juntando recuerdos o personas, la tía Juani , hermana de Efra como le decía , recuerdo hasta la dirección de sus casas donde ha habitado en México, Carlos Pereyra en Viaducto, Pilares en la del Valle y la última en Chimali, el
, presente en la Rial, la familia se va desgranando y pronto querremos acompañarlos ya que todos estarán allá arriba, a pesar de que todavía existe ese temorcito de los pecados y que nos espera.
La muerte es un proceso natural de la vida, tan cotidiano como el nacimiento de un nuevo ser; el problema está cuando nos toca de cerca, pues en ese momento atravesamos por una serie de sentimientos tales como fragilidad, vulnerabilidad y amargura, los cuales no estamos preparados para enfrentarlos y vivir con ellos; la mente reacciona de manera diferente cuando este trágico suceso llega a nuestras vidas, y entonces las reacciones son intensas, con cambios psicológicos, conductuales y emocionales que marcan la vida por lapsos variables.
Prefiero frente a este dolor, refugiarme en la definición de Sabines, de la Morir:
Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.