Francisco Gómez Maza
Es sólo cuestión de imaginar cómo habrían actuado quienes desempeñan ahora el papel de
opositores del presidente López Obrador, en el futurible caso de que un gobierno priista o
panista hubiera nombrado a sus opositores como embajadores y cónsules.
Alito, presidente del PRI, y Enrique De la Madrid, hijo del desaparecido ex presidente Miguel
de Lamadrid. condenaron de inmediato, sin escuchar razones, a sus correligionarios que
aceptaron el nombramiento, sujeto al trámite de aprobación del Senado, de embajadores y
cónsules.
Es decir, que Claudia Pavlovich, ex gobernadora de Sonora y nominada presidencial para
cónsul en Barcelona; Carlos Miguel Aysa, ex gobernador de Campeche (sustituto de Alito),
como embajador en mi querida República Dominicana, y Quirino Ordaz Rocha, ex gobernador
de Sinaloa (tierra de mi gran maestro Alejandro Avilés), como embajador ante el gobierno
socialista de Pedro Sánchez (en espera de la aprobación de la Moncloa), ¿pueden considerarse
ya expulsados del PRI por Alito, empleado del señor x?
Pero habría que preguntarse también si a los tres priistas, propuestos ahora por AMLO, les
importa lo que haga o deje de hacer el presidente tricolor. La verdad es que les importa un
pito. Alito muere de ganas de hacer lo mismo que sus correligionarios. No lo puede ocultar por
más que se esfuerce. Es lopezobradorista y un alto dirigente del tricolor me dijo que el
campechano recibe instrucciones de Palacio. Por alguna razón los “inventores” de las redes
“sociales” le apodaron AMLITO.
Si, en su momento, los expresidentes Peña, Calderón, Fox, Zedillo, o Salinas hubieran incluido,
entre sus colaboradores, a personajes políticos opositores, a militantes de la izquierda, anti
priistas o anti albicelestes. qué habría pasado. Cómo habrían reaccionado los actuales
opositores de AMLO.
Pero nadie dijo absolutamente nada, cuando Ernesto Zedillo Ponce de León nombró como
Procurador General de la República al panista Antonio Lozano Gracia, en aquel aciago sexenio
en que alguien, aún desconocido, mandó asesinar a Luis Donaldo Colosio en el mitin de la
miserable barriada tijuanense de Lomas Taurinas.
Salinas de Gortari se alió al PRI del jefe Diego Fernández de Ceballos y los priistas no sólo no
condenaron a Salinas, sino que se alinearon con él a la extrema derecha neoliberal.
Empanizaron al PRI, como sucede actualmente. Al amparo de Vamos México, de los
extremistas de la reacción, el señor X y Gustavo de Hoyos, y con apoyo total de Alito, la
secretaria general del PRI, Carolina Viggiano Austria, ya es candidata del PAN a la gubernatura
de Hidalgo. Y Alito aprueba esa nominación. Si a esas vamos…
Es más, Alejandro Moreno, en alianza con Marko Cortés, jefe nacional del PAN, y Jesús
Zambrano, de lo que queda del PRD, integra un mazacote ideológico sin principio ni fin, casi
nazifacista. Quién le dice algo. Quién lo expulsa del PRI.
Y, ondo y lirondo, ha amenazado a los nominados por AMLO para integrarse al cuerpo
diplomático de expulsarlos del partido.
En última instancia, a quién le importa lo que diga o deje de decir, haga o deje de hacer, Alito.
No pasa nada. No se mueve, por ello, la economía nacional, ni la cotización del peso de
desalínea con las expectativas.
Estoy seguro de que ni a Claudia Pavlovich, ni al campechano Aysa, y menos a Quirino les
importa lo que diga Alito. Que los expulsará si aceptan. A quién de los tres le importa.
Ah, y el ex gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, postulado por el PAN y el
PRD, también ha sido invitado por AMLO para ser embajador o cónsul.
El controvertido panista, ex gobernador de Chihuahua, que tuvo serias diferencias con el
presidente López Obrador por el agua (¿recuerdan?), durante su gobierno, al que llegó por mayoría su correligionaria y adversaria política, Maru Campos, no puede ser embajador
porque tiene doble nacionalidad, y no porque no lo haya invitado AMLO, sino por la ley, que
dice que los representantes diplomáticos de México tienen que ser mexicanos.
La verdad sea dicha, y esto tienen que aceptarlo: cuando los opositores van, López Obrador ya
viene de regreso. Y los trae como iluminados por un toque de tíner o de cemento. A quién le
importa, pues, que anden amargaditos. ¿Suda o se acongoja López Obrador porque le dicen
“López”, porque se burlan de él? La verdad es que, aunque dicen que está enojado, se
desternilla de risa. Y de esa risita socarrona que lo caracteriza. Y que hace rabiar a quienes no
lo pueden ver ni en pintura. Tanto que confían en la pitonisa que ha profetizado que no
terminará el sexenio. ¿O no pueden vivir sin él?
A DESFONDO: Lo que sí es de preocupar, y mucho, es el comportamiento de la actividad
económica. De acuerdo con la contabilidad de los estadísticos del INEGI, en diciembre de 2021
y a tasa anual, el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), estima
anticipadamente una disminución del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), de
0.2 por ciento… La variación anual esperada de las Actividades Secundarias, en diciembre de
2021, es de 0.4 por ciento y la de las Terciarias es de -1.3 por ciento. (Aunque en el siguiente
párrafo del comunicado del INEGI, el redactor le quitó el signo de menos al porcentaje).