Indígenas han exigido durante años revisar la operatividad de las empresas en relación a las
plantaciones, debido a los estragos negativos que ocasionan en las tierras
MIROSLAVA HERNÁNDEZ / PORTAVOZ
Las plantaciones de palma africana en el Soconusco y la Selva Lacandona fueron introducidas
desde hace varias décadas y se convirtieron en el cultivo que mayor crecimiento tuvo en la tierra,
es por ello que la explotación de esta siembra se debió a que las grandes empresas han visto en
este cultivo aspectos favorecedores para la producción de distintos tipos de productos, desde
alimentos, aceites de cocina, labiales, jabones, cremas e incluso detergentes, esto en virtud que al
emplear el aceite de palma en sus productos, los costos de elaboración son reducidos en
comparación al precio de otros aceites comestibles.
En relación a tan polémico producto, Chiapas es el principal productor de estas plantaciones a
nivel nacional, con casi 64 mil hectáreas sembradas, de acuerdo a datos de la Secretaría del
Campo del estado, esto se debe a que la región cuenta con los climas propicios para llevar a
buenos términos los frutos de la palma, sin embargo, estas plantaciones generan grandes
cantidades de contaminación en los terrenos de cultivo, al punto que a largo plazo ocasionan que
los terrenos queden áridos.
Debido a las afectaciones ambientales, indígenas choles, tsotsiles, tojolabales y zoques han exigido
al Gobierno federal, la cancelación o suspensión de las operaciones de las empresas Agroimsa y
Aceite Sustentable que se ubican en los márgenes de la Selva Lacandona y cerca de dos ríos.
Respecto a esta petición, comentaron que, desde hace cinco años, han interpuesto denuncias ante
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, para que la institución inspeccione la
operatividad de las empresas, dado que los denunciantes sospechan que estas compañías no
cuentan con los permisos para operar en la región, sin embargo, el objetivo principal de la
inconformidad es erradicar el negativo impacto ambiental que ocasionan.
Los indígenas detallaron que dentro de las afectaciones que el monocultivo en dicha región ha
provocado se encuentran el deterioro de los cultivos propios de la región, pozas de agua y ríos
secos, al igual que el manto freático está contaminado por los fertilizantes que se utilizan para las
plantaciones de la palma, asimismo políticos han adquirido tierras a bajo costo para estas
siembras, aunado a esto, los animales salvajes se han ido, como es el caso del mono saraguato y el
tigrillo, pero esto no lo es todo, además la mano de obra de estas grandes producciones ha
requerido a más de 800 trabajadores, los cuales han sido explotados, puesto que laboran en dos o
hasta tres turnos, quienes se dicen que son principalmente de origen guatemalteco y que cuentan
con una mala situación económica, por lo que aceptan que les paguen sueldo bajos, además que
no cuentan con seguridad social, y en el caso de sufrir accidentes no los indemnizan.