Este evento busca difundir la violenta realidad que viven los pueblos indígenas, a través de
talleres y ponencias en pro de la defensa de los derechos humanos
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Ante el panorama de desplazamientos forzados, violencia, despojo de tierras, discriminación y
violación a los derechos humanos de los pueblos originarios; colectivos y comunidades indígenas,
convocaron a la segunda edición del Congreso Zoque.
El objetivo del evento es identificar las problemáticas y amenazas que se suscitan en diversos
pueblos y zonas rurales de Chiapas, al igual que intercambiar puntos de opinión, sugerir e
implementar nuevas estrategias que permitan mitigar la vulnerabilidad de dicho sector.
El Estado y empresas de iniciativa privada insisten en ver a Chiapas como una fuente de oro, la
cual pueden explotar sin repercusiones ambientales, sociales y políticas. Decisiones que muestran
la postura de las autoridades gubernamentales que anteponen sus ambiciones económicas por
encima del bien del pueblo; en ocasiones el uso excesivo de la fuerza desencadena una serie de
tragedias que fragmenta familias y poblados enteros, indicó el Colectivo Denfensoras de
Nasakobäjk y el Centro de Lengua y Cultura Zoque.
El Congreso se realizó los días 2 y 3 de abril de este año, la cede fue el municipio de
Chapultenango; el Congreso destacó por la gran gama de actividades en su agenda, como
reuniones, mesas de trabajo, proyección de películas y documentales, todo ello dirigido al tema
principal de los riesgos a los que están expuestos los pueblos indígenas.
Por otra parte, ponencias con activistas y defensores de los derechos humanos se unen al
programa, dado que, consideran fundamental intercambiar experiencias vividas en el ámbito de
las luchas y resistencias territoriales.
Asimismo, enfatizaron la importancia de defender su autonomía como pueblos originarios, no
permitir más abusos por intereses públicos o privados, defender a la madre tierra y las raíces de
los pueblos zoques, no solo en México sino en el extranjero.
El Estado y empresas de iniciativa privada insisten en ver a Chiapas como una fuente de oro, la cual pueden explotar sin repercusiones ambientales, sociales y políticas