Los tres niveles de Gobierno se encuentran notificados sobre las nuevas medidas de seguridad a
ejecutarse
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Debido al Estado de Excepción decretado en El Salvador como una iniciativa para desintegrar a las
pandillas de “Los Maras”, las autoridades de Chiapas piden trabajar de la mano con la Secretaría
de Defensa Nacional (Sedena) y aumentar la vigilancia en la frontera sur por el posible arribo de
integrantes de banda delincuencial.
Las detenciones masivas que se realizaron en Centroamérica obligan a “Los Maras” a utilizar los
países vecinos como medida de escape, por ello, los organismos de seguridad de la entidad buscan
fortalecer y mitigar cualquier intento de asentamiento o base de operación en territorio mexicano.
En ese contexto, la frontera chiapaneca es considerada vulnerable, porque en 2004 las pandillas
centroamericanas cobraron fuerza en el municipio de Tapachula y se dedicaron a la extorsión,
tráfico de armas, venta de drogas y violencia.
“Los cuerpos de seguridad tendrán un reto muy fuerte ante la presencia de las células delictivas
que buscarán ampliar el mercado de drogas, extorsión y tráfico de armas en toda la geografía
mexicana y lo mismo se espera que suceda con el tráfico de personas” informaron las autoridades.
Cabe recordar que hace unas semanas el presidente del Comité de Consulta y Participación
Ciudadana (Cocoparci), Jorge Gutiérrez Franco, señaló que los tres niveles de Gobierno se
encuentran notificados sobre la infiltración de “Los Maras” en las caravanas migrantes y tienen la
indicación de no permitirles establecerse en Chiapas.
Por lo tanto, las estrategias de inspección por parte de la Guardia Nacional (GN), elementos
policiales y la Sedena, deben ser muy cautelosas, dado que, permitirles a las pandillas tomar el
control podría hundir en caos y violencia a la frontera de Chiapas.
Mientras la seguridad del estado se prepara, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, amenazó
en rueda de prensa a los pandilleros que se encuentran libres todavía, y descreditó a los
organismos internacionales por acusarlo de abuso de los derechos humanos.
En 2004 las pandillas centroamericanas cobraron fuerza en el municipio de Tapachula y se dedicaron a la extorsión, tráfico de armas, venta de drogas y violencia