Héctor Estrada
El asesinato del presidente municipal de Teopisca, Rubén de Jesús Valdez Díaz, ocurrido el pasado
8 de junio, parece haber desencadenado un nuevo conflicto en Chiapas que tiene hoy a ese
municipio atrincherado y en franca resistencia contra la posible designación de una o un nuevo
alcalde interino ajeno al ayuntamiento electo en 2021.
Pero, si aún no se habían revelado nombres de candidatos a interinos dentro del legislativo
estatal, por que desató el conflicto que ahora tiene bloqueadas las principales carreteras en la
zona. El caos que hoy tiene a cientos en protesta sobre los tramos carretero conocidos como “La
Campana” y “Flore Magón”, en sí no tiene nada que ver con la muerte de Rubén Valdez, sino con
supuestas mañas en el relevo.
La inconformidad social se originó, de acuerdo a los propios pobladores, con las presuntas trampas
del Congreso de Chiapas para desintegrar al ayuntamiento vigente. Y es que, según consta en
declaraciones públicas hechas por miembros del cabildo, a regidores y suplentes se les obligó a
firmar su renuncia con la excusa de que era parte del proceso para reconfigurar al ayuntamiento.
La ignorancia, complicidad, voluntad propia o miedo hicieron que varias de las renuncias se
consumaran. Sin embargo, hubo miembros del cabildo que se negaron a firmar, como es el caso
de la síndico Josefa María Sánchez Pérez. Y es que, según dicen los pobladores, la evidente
intención del legislativo estatal era desintegrar al ayuntamiento constitucional para dar paso a un
nombrar nuevo Concejo Municipal elegido desde el Congreso.
Es ahí donde está el nudo del conflicto. Los integrantes de las 52 comunidades que integran
Teopisca han reaccionado ante las supuestas intenciones de “imposición”, exigiendo además la
designación de la síndico Josefa María Sánchez como presidenta municipal interina. Dicen no estar
dispuestos a negociar la designación de una o un nuevo alcalde que no provenga del ayuntamiento
electo en 2021.
Y las cosas no parecen ablandarse en las negociaciones. La postura de exigir la designación de
Sánchez Pérez se ha mantenido hasta las últimas horas de este miércoles. Sin embrago, la petición
aparentemente innegociable no está tan descabellada. Por ley, la designación de un presidente
municipal interino debe someterse al orden de prelación dentro del propio ayuntamiento o
cabildo cuando el alcalde electo se ausente de manera definitiva.
Generalmente los interinatos recaen sobre los síndicos o primeros regidores, segundo, o terceros,
según se vayan descartando en el orden. Esa es justa la razón constitucional de que las y los
regidores tengan siempre un numero de prelación dentro del cabildo. Y los ejemplos recientes
sobre casos similares en Chiapas son bastante conocidos.
Los dos últimos ejemplos ocurrieron justamente en Tapachula y Tuxtla Gutiérrez. En Tapachula fue
Rosa Irene Urbina Castañeda, quien fungía como síndica, la designada en 2020 por el Congreso de
Chiapas tras la sorpresiva muerte natural del alcalde electo Oscar Gurria. Algo similar sucedió en la
capital chiapaneca con Karla Burguete, quien también fungía síndica municipal antes de ser
designada por el legislativo como presidenta interina tras la licencia temporal de Carlos Morales
para contender en la elección del año pasado.
Por eso las exigencias aparentemente intransigentes en Teopisca no están tan fuera de la lógica
legal y los antecedentes recientes. Lo que sucede en ese municipio sólo se va a resolver con
diálogo y sin autoritarismo legislativo. Chiapas tiene ya demasiados polvorines electoreros para
gestar uno nuevo. El caso Teopisca debe resolverse ya por la mejor vía, por el bien de sus
pobladores y de la entidad misma, ya bastante conflictuada… así las cosas.