VLADIMIR RAMOS
En la columna anterior señalé que la ironía de México era que después de haber experimentado
gobiernos “neoliberales y de izquierda o progresistas”, los pobres siguen incrementándose, en el
actual sexenio, las personas en situación de pobreza aumentaron 3.8 millones, y lo más irónico,
en 2016, 68 por ciento de los hogares con menos ingresos recibían programas sociales, en el
2020 solo el 52 por ciento, es decir, en el gobierno de primero los pobres, 16 por ciento de los
hogares más pobres dejaron de recibir programas sociales según la Encuesta Nacional de
Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020, y reservé para este número, un hecho
contrastante, mientras el apoyo a los hogares más pobres disminuyó, los apoyos a través de
programas sociales a los hogares más ricos aumentaron a 10 por ciento.
Cómo puede ser que un gobierno que promueve que, por el bien de todos primero los pobres,
disminuya los programas sociales a los hogares más pobres y los aumente en los hogares más
ricos, ¿dónde está el principio lógico y de sentido común en una acción como ésta?
Regresando a la historia y desarrollo de los programas sociales, viene el periodo 2006-2012, la
administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa mantuvo el programa Oportunidades y se
incorporó a la estrategia Vivir Mejor, creando el componente energético y agregando dos
transferencias monetarias adicionales dentro del componente de alimentación. Al cierre del
2012, el programa regresó a estar conformado por tres de los componentes iniciales ya que los
nuevos se transformaron en apoyos específicos.
Con la nueva alternancia y el regreso del PRI a Los Pinos, el gobierno del presidente Enrique Peña
Nieto (2012-2018) mantuvo el programa, pero en 2014 dejó de llamarse OPORTUNIDADES para
convertirse en PROSPERA (Programa de Inclusión Social) y, pasaría a ser parte de dos estrategias
de la nueva política social del gobierno federal: la Cruzada Nacional contra el Hambre y la
Estrategia Nacional de Inclusión, recuerdo que a Chiapas llegaron Rosario Robles -hoy presa- y
Lula Da Silva, quien también estuvo preso y hoy busca nuevamente la presidencia de Brasil,
acompañando al presidente y al gobernador del Estado, en ese entonces Manuel Velasco.
A PROSPERA se le añadió la descripción de “política social de nueva generación”, irónicamente,
así se les denominaba a muchos gobernadores de esa época inmortalizados en aquella famosa
fotografía, todos querían ser como Peña Nieto, se peinaban parecido, vestían trajes finos y
corbatas a rayas, algunos gobernadores fueron como Peña en todos los sentidos, unos con más
suerte que otros. Nada distinto a estos tiempos, casi todos quieren ser como el presidente
Obrador, imitan sus guayaberas, la forma de hablar y gobernar, unos con mayor éxito que otros.
La política social de Peña Nieto propuso “olvidar” al asistencialismo incorporando la participación
social, la inclusión productiva y, enfatizando la coordinación interinstitucional y entre órdenes de
gobierno; una articulación administrativa y operativa similar a programas anteriores.
PROGRESA, OPORTUNIDADES y PROSPERA (POP), llegaron a atender -según cifras estimadas en
2017-, a 6.6 millones de hogares equivalentes a 27 millones de personas, el 22.7 por ciento de la
población nacional, distribuidas en 114,000 localidades de todos los estados. Pero a pesar de sus
alcances, su tamaño fue insuficiente para cubrir a su población objetivo y potencial. En 2016, su
potencial fue 10.68 millones de hogares y la objetivo en 7.95 millones, pero ese año, la cobertura
del programa atendió 6.76 millones (63 por ciento de la población potencial) y el 85 por ciento de
la población objetivo, según datos de Iliana Yaschine.
A la llegada de la tercera alternancia, 2018-2024, el gobierno del presidente Andrés Manuel
López Obrador inicia una serie de cambios a los programas sociales, el discurso oficial no sufrió
tantas modificaciones en política social, siguió orientado a los pobres; PROSPERA, a pesar de lo
que se cree no desapareció del todo, en su lugar se creó por decreto el Programa Nacional de
Becas para el Bienestar Benito Juárez (BECAS BENITO JUÁREZ), programa de transferencia
directa. El cambio más publicitado en la política social de López Obrador ha sido “eliminar”
intermediarios o brokers de las políticas públicas del gobierno federal para atender la probreza y
la marginación, acción similar a la que implementó Carlos Salinas de Gortari cuando sustituyó
viejos liderazgos del PRI por los nuevos que surgían de los Comités de Solidaridad.
Las instituciones mexicanas han tenido un papel definitivo y contradictorio en hacer de la
pobreza el principal problema de México, por siglos. En la época contemporánea, si bien a partir
de los setenta empezaron a crearse instituciones para atenderla, han sido insuficientes para
resolver el problema. ¿Y dónde está la contradicción? Precisamente en crear instituciones
sexenio tras sexenio, invertir mucho o poco, hablar mucho o poco, al final, la pobreza se
mantiene contundente y enraizada en millones de hogares y personas.
México, país de mentiras dice Sara Sefchovich, yo coincido completamente y añado, país de
dobles discursos, de retórica y discursos sensibleros, pero políticas públicas ineficientes, los
gobernadores han seguido el estilo federal, lamentablemente, al sur del país, lo han hecho con
mucho éxito, el sur es una fábrica de pobres y pobreza.
Nota: La verdadera tarea de los gobiernos locales y municipales es reducir la pobreza, si no
reducen la pobreza es porque no les interesa. Recordemos, en Chiapas, 4 millones 218 mil
personas viven en condiciones de pobreza, el 75.5 por ciento de la población total del Estado.
Injustificable e injusto.