Enriqueta Burelo
La propuesta Corazón de Tuxtla, que resultó finalista en la convocatoria del Concurso Nacional
Mejores Calles para México del Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo, Cemex y
Autodesk, nos ofrece una visión de ciudad y es un ejemplo, de la importancia de escuchar a la
ciudadanía en cada proyecto de vialidad que termina afectando la biodiversidad, y donde los
puentes en lugar de ser puntos de unión, terminan siendo lugares inseguros, y que dificultan el
tráfico peatonal. Mientras que en Europa y otros continentes o países, que nos llevan años luz en
materia de desarrollo urbano, le apuestan al peatón, a las mujeres que se mueven por la ciudad de
diferente manera que los hombres, dadas sus necesidades cotidianas, a la infancia, a los jardines, a
banquetas iluminadas y con buena sombra, ciclovías, en fin, espacios públicos vibrantes y
caminables.
Evidentemente no es una tarea fácil, pero como apunta el arquitecto y urbanista danés Jan Gehl
debemos recuperar la dimensión humana de las ciudades para garantizar que estas sean
precursoras de igualdad y de una adecuada sostenibilidad y calidad de vida: “Primero la vida, luego
el espacio y por último los edificios, al revés nunca funciona”, puntualiza Gehl.
Durante la presentación de la propuesta Corazón de Tuxtla a través de Facebook Live, en la que
hubo gran participación ciudadana, y en donde las personas que se conectaron manifestaron su
interés por participar en el proyecto, y motivo a comentarios diversos que nos muestran esa
necesidad presente en la ciudadanía de ser tomada en cuenta en las decisiones que atañen a su
ciudad, una de ellas comentó: como ciudadana tuxtleca me queda claro que ya no quiero grandes
pasos a desnivel que solo llenan de concreto mi ciudad. A lo mejor más andadores, más espacios
para caminar la ciudad y las vías rápidas que sean eso, ya que muchas calles quieren hacerlas vías
rápidas solo por el número de vehículos que las transitan. Otra persona comenta: debemos hacer
conciencia en los demás que la solución no es un paso a desnivel, y que esa inversión, se puede
ocupar en otros proyectos que beneficien no solo a los que viajen en coche, sino al peatón.
Una inquietud, muy válida: las carpetas de concreto y asfalto sirven de resbaladilla a la lluvia, con
las consecuencias respectivas.
¿Se incluyó la perspectiva de género en la elaboración del proyecto? Fue otra inquietud
manifestada.
Se citó el ejemplo de la “autopista a San Cristóbal”, después de hacer casi dos horas por una
carretera llena de curvas, y peligrosa por lo resbalosa en tiempo de lluvia, 40 minutos nos separan
de San Cristóbal, yo agregaría la construcción del puente Chiapas, ambos hechos motivaron una
afluencia increíble a Ciudad Real, tanto de locales, como de personas provenientes del vecino
estado de Tabasco, y dado que la carretera se construye siguiendo el flujo de la antigua, solo con
dos carriles de voy y vengo, hemos sido testigos de terribles accidentes y de tal cantidad de trafico
que en lugar de los 40 minutos hemos regresado a las dos horas si tenemos suerte, y eso si no hay
bloqueos.
La tarea que se proponen quienes hicieron la propuesta Carmen Villa, Malena León, Héctor
Farrera, Joseliny Díaz Torres, quienes han sido parte de Laboratorio Ciudadano, es una tarea
titánica pero no imposible, es un trozo de Tuxtla que sería intervenido y significaría un precedente
de una nueva relación ciudadanía y gobierno, el 18 de agosto lo sabremos, e implica volver a mirar
el espacio público como el corazón de la vida moderna.
Al margen de que la propuesta no resulte ganadora, ello no implica que sea desechada, el futuro
urbano se está construyendo cada día y es aquí donde los poderes públicos y los ciudadanos
debemos mostrar toda nuestra fuerza para sumar y progresar adecuadamente con la finalidad de
alcanzar un equilibrio entre el entorno urbano, el espacio natural y las personas. Solo así seremos
capaces de construir ciudades tangibles maduras y combativas que sepan salvar, acoger, integrar y
respetar.