Dr. Gilberto de los Santos Cruz
La historia de Chile quedó marcada con fuego el 11 de septiembre de 1973. Se cumplen 50 Años,
Ese día, la democracia fue interrumpida por un golpe de Estado contra el presidente socialista
Salvador Allende.
Primero al frente de una junta militar, y después en solitario como presidente, Augusto Pinochet
estableció una dictadura que se prolongó hasta 1990, dejando miles de muertos, fallecidos,
desaparecidos, detenidos, torturados y exiliados.
Entonces, Chile sirvió como lugar para experimentar con el modelo económico neoliberal en
América Latina.
El 11 de septiembre de 1973 el ejército chileno se encontraba concentrado en Santiago, la capital
del país, por la celebración de las glorias del Ejército. El golpe fue organizado por el vicealmirante
de la Armada, José Toribio Merino, y el comandante de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh.
Chile atravesaba una profunda crisis política y económica entonces. Allende, que pretendía llevar a
Chile al socialismo por la vía pacífica, enfrentó una gran oposición.
El 23 de agosto, Pinochet se había convertido en el comandante en jefe del ejército. Fue el último
líder de las fuerzas armadas en unirse al plan del golpe, apenas dos días antes.
Los acontecimientos del 11 de septiembre comenzaron en la mañana. El presidente Allende fue
informado de la sublevación de la Armada, por lo que se dirigió al Palacio de la Moneda —la sede
del gobierno chileno— a las 7:30 am. El edificio estaba custodiado por tanquetas de carabineros,
el cuerpo de policía del país. Después del primer comunicado de la Junta militar, los carabineros se
retiraron uno por uno.
“Instantes después, por la puerta central de La Moneda entraron 23 hombres más, miembros de la
escolta presidencial, armados con fusiles automáticos, dos ametralladoras calibre 30 y tres
bazucas”, escribió el periodista Manuel Mejido en su libro Esto pasó en Chile.
Solo 45 minutos después, el ejército inició el ataque al palacio de gobierno por tierra. El palacio
presidencial había sido rodeado por 10 tanques del ejército. Fuera de La Moneda, el ejército
dispersaba a grupos de curiosos con disparos al aire.
Cerca de las 11:00, Allende dirigió su último mensaje a Chile, a través de una cadena de
radioemisoras simpatizantes del gobierno. En éste, señalaba su decisión de no abandonar la casa
de gobierno. Agregaba que se mantendría firme en su postura de “seguir defendiendo a Chile”.
Dijo Allende en su último discurso. Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Otros
hombres superarán este momento gris, y amargo donde pretende imponerse la traición. Sigan
ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por
donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor
Al mediodía, se inició el bombardeo sobre la sede del gobierno chileno. Se prolongó durante 15
minutos. Aviones Hawker Hunter de la Fuerza Aérea de Chile, luego de sobrevolar el objetivo,
atacaron el palacio presidencial con cohetes que destruyeron dependencias y provocaron el
incendio del edificio. Pocos minutos después, cayó La Moneda.
“Al día siguiente, toda la prensa del país mostraba en primera plana el Palacio de La Moneda
destruido y humeante. Con tres siglos de historia y habiendo albergado a 23 presidentes de la
República de Chile, éste nunca antes había sido destruido” Allende resistió junto a sus
colaboradores más leales en el Palacio de La Moneda y advirtió que moriría en el lugar donde lo
había puesto el pueblo chileno como presidente del país. Hacia las 2:00 de la tarde, antes de la
entrada de los militares al palacio, Salvador Allende se suicidó.
Durante muchos años, existió entre algunos sectores de las izquierdas chilena y latinoamericana la
teoría de que, en realidad, Allende había muerto en un enfrentamiento con los militares golpistas.
No obstante, un falló de la Corte Suprema de Chile del 7 de enero de 2014 confirmó que el primer
presidente socialista en llegar al poder por vías democráticas había terminado con su propia vida.
El fallo señala que dentro del Salón Independencia de La Moneda, Allende se sentó en un sofá,
instaló el fusil entre sus piernas y, apoyándolo en su mentón, lo accionó. El presidente chileno
falleció en forma instantánea, según un reporte del periódico español El País.
El gobierno de Pinochet fue conocido por su brutalidad contra la oposición y contra los seguidores
de la Unidad Popular, el movimiento político que llevó a Allende al poder en 1973.
La violación sistemática de los derechos humanos se llevó a cabo a través de los órganos estatales
ya existentes (Fuerzas Armadas, Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones), mientras que
otros fueron creados especialmente para tal efecto, como fue el caso de la Dirección de
Inteligencia Nacional (DINA, 1974-1977), el Comando Conjunto (1975-1977) y la Central Nacional
de Informaciones (CNI, 1977-1990, sucesora de la DINA). En 1990, Pinochet convocó a un
plebiscito para saber si continuaría en el poder. Una importante campaña de la sociedad impulsó
el voto por el No, que terminó imponiéndose por una ligera ventaja. Así, Pinochet dejó la
presidencia, pero fue nombrado senador vitalicio en 1998.
A pesar de que la dictadura de Pinochet terminó hace más de 30 años, el impacto del golpe de
Estado y de los 17 años del régimen pinochetista aún resuenan en la sociedad chilena y en el
mundo.
El golpe de Estado en Chile fue inesperado. A diferencia de lo que sucedió con otros gobiernos
socialistas en el mundo, Allende no llego al poder por medio de las armas sino a través de las
urnas.
“Chile tenía una tradición constitucional mucho más entendida y fuerte que muchos países
europeos. La reacción, especialmente en Europa, fue que si un golpe de Estado de este tipo
pudiese ocurrir en Chile, entonces podría ocurrir casi en cualquier lugar”, indica Alan Angell,
académico de la Universidad de Oxford, en un artículo para la revista Política, de la Universidad de
Chile.
Muchos de esos principios quedaron consagrados en la constitución de 1980, aún vigente en el
país. Aunque muchos de sus elementos más conservadores han sido reformados, muchos chilenos
ven en la constitución el origen de la desigualdad económica que persiste en el país y que llevó al
estallido social de 2019.