Nueva Delhi puso el foco en lo importante y comenzó un proceso de modernización y
transformación, con miras a dejar atrás los años de falta de inversión en su infraestructura
PORTAVOZ / AGENCIAS
Este año, India se convirtió en el país más poblado en el mundo, destronando a China, que supo
ocupar el puesto durante años. Sin embargo, las ambiciones de Nueva Delhi por anteponerse al
gigante asiático van mucho más allá que en los números y sus planes -que ya están en marcha- son
un reflejo de ello.
La capital financiera del país es, ahora, el escenario de decenas de nuevos edificios y otras tantas
obras y rutas en construcción que buscan contrarrestar los efectos del estancamiento económico
previo. Mumbai se está modernizando.
En marzo está prevista la inauguración de una vía que une Delhi y el puerto de la capital, que
permitirá descongestionar y acelerar los tiempos de viaje hacia el distrito comercial. En diciembre
tendrá lugar la inauguración de una nueva línea de metro y una nueva ruta a la par del mar
Arábigo también está en proceso.
En la lista figuran también puertos, puentes, túneles, parques de energía solar, trenes de alta
velocidad y otros medios de transporte público.
“Pronto estará a la altura de ciudades extranjeras”, festejó un vecino de la ciudad que comentó
que todas estas nuevas edificaciones contribuyen, a su vez, a un mejor drenaje del agua y una
mejor circulación en general en la ciudad.
Estas iniciativas son un claro reflejo del impulso de la India por sacar ventaja frente a China y sus
dificultades económicas y posicionarse como un nuevo socio ante compañías de todo el mundo
que buscan reducir su dependencia de Beijing.
Los primeros indicios muestran que los planes están saliendo en línea con lo planeado. El Fondo
Monetario Internacional (FMI) sostuvo que el gasto de capital y el aumento de la productividad
serán los principales motores de la expansión del país en los próximos años. A ello hay que
sumarle las inversiones extranjeras de compañías como Apple o Foxconn, que en la última década
han duplicado su apuesta allí, hasta alcanzar los USD 50.000 millones el último año.
Sin embargo, no ha sido -ni es- una tarea sencilla.
India es un país que, durante años, relegó a un segundo lugar el mantenimiento y construcción de
carreteras, ferrocarriles, desarrollos urbanos, viviendas, energía e irrigación. Esto lo dejó al margen
de las cadenas de suministro mundiales, que requieren de redes logísticas eficientes para
ensamblar los productos y enviarlos a mercados lejanos.
Ahora, los grandes rascacielos se elevan sobre los barrios marginales pero aún contrastan con el
mal estado de las calles y los locales. El país sigue lejos de poder sustentar una economía de
ingresos más altos, frente a los tantos años de inversiones chinas, sostienen economistas.
“¿Son tangiblemente mejores las estructuras de la India? La respuesta es sí. ¿Son suficientemente
buenas para las aspiraciones de India? La respuesta es no. Sigue siendo un trabajo en curso”, sumó
en ese sentido Arup Raha, responsable de economía asiática de Oxford Economics.
Gran parte de la infraestructura india data de la época colonial, cuando los gobernantes británicos
construyeron las rutas y vías para poder moverse de norte a sur sin problemas.
La mayoría de estas inversiones aún proceden del Gobierno, tanto a nivel central como estatal,
con sólo el 22 por ciento provenientes del sector privado.
El Ministerio de Transporte dio cuenta de los primeros avances, fruto de este dinero: una década
atrás, el país tenía apenas 49.000 kilómetros de rutas nacionales mientras que, en marzo, se
conoció que esta cifra había aumentado a 90.000 kilómetros. Países como Francia o el Reino Unido
han quedado por detrás de estos números, según la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos.
Así, cada mes se suman más y más kilómetros de nuevas carreteras que unen todo el país y
fortalecen un aspecto clave para un país que busca liderar el comercio mundial.
“Somos extremadamente sensibles al buen funcionamiento de las cadenas de suministro”, dijo
Zarir N. Langrana, director ejecutivo de la compañía química Tata Chemicals que sumó a
continuación: “No creo que la infraestructura de hace siete, cinco o tres años hubiera podido
soportarlo”.
Otro de los pilares de la iniciativa contempla una mejora en puertos así como en instalaciones de
almacenamiento e infraestructura digital en los puntos de control en las fronteras estatales, que
reduzcan los tiempos de inspección y control.
Las irregularidades eran, también, un talón de Aquiles que impedían a Nueva Delhi crecer y
alcanzar su máximo potencial. En el pasado, los proyectos de este estilo eran encabezados por
grandes conglomerados locales que pedían préstamos baratos a bancos estatales. El problema era
que, al cabo de un tiempo, comenzaban a surgir los problemas, las batallas legales por la
adquisición de tierras a agricultores y hasta las disputas políticas entre estados y el Gobierno
nacional.
Estos tramos ya existentes, sin embargo, funcionan en peligrosas condiciones por la falta de
mantenimiento. Alcanza con remontarse a junio, cuando tuvo lugar uno de los peores accidentes
de trenes que dejó cientos de muertos.
Como parte de su iniciativa, el Ministerio de Finanzas destinó USD 120.000 millones a gastos de
capital para el año fiscal en curso, un 37 por ciento más que la cifra del último período y más del
doble del dinero gastado en 2019.
A la par, el Ejecutivo indio publicó su cartera de 10.000 proyectos a ejecutar entre 2019 y 2025,
que asciende a los casi 2 billones de dólares, y que planean acercar la economía a la barrera de los
USD 5 billones para el fin de este período.
Los bancos acumularon deudas de estos préstamos y la corrupción se apoderó de las obras que
nunca finalizaban. “Todo era bastante irregular”, comentó Saugata Bhattacharya, economista jefe
del banco Axis.
Al presente, la construcción no comienza hasta que se haya completado la adquisición de la mayor
parte del terreno en cuestión. Luego, las compañías se encargan del diseño, la ingeniería y la
edificación y, una vez terminado el proyecto, venden sus derechos a inversores nacionales o
extranjeros.
India está encaminado a hacer frente a uno de los temas que más lo separan de poder ocupar el
lugar de China en el mercado mundial y, aunque se trate de una tarea larga y ardua, los primeros
resultados muestran que lo está haciendo bien.