Algo más que palabras
Víctor Corcoba Herrero
“Ante cualquiera de los avances que se produzcan con la exploración y la utilización del
espacio, han de ir acompañados por progresos similares en los dominios de la moral, del
derecho y del espíritu cooperante”.
Descubramos firmamentos, pero respetemos los caminos, tanto los de aquí abajo
como los de arriba. Quizás nuestra asignatura pendiente sea la de aprender a reprendernos, a
vivir desviviéndonos por los demás y además por nosotros mismos; haciéndolo con humildad,
con el afecto que lleva soportarnos entre sí, abriendo el corazón. Téngase en cuenta, que allá
dónde germina la soberbia, siempre hay hostilidades, envidias, luchas, habladurías… Esto
prioritariamente debe instarnos a corregirnos, a ser ciudadanos de verbo y verso o de palabra
y acción, cooperadores de vínculos que nos hermanen. Sí, en efecto, puede que sea clemente
que exploremos nuestras propias zonas interiores para que caminen en armonía. Esto no resta
entusiasmo para ampliar horizontes y activar otras dimensiones existenciales. Por cierto, con
el comienzo de la era espacial, las Naciones Unidas de igual forma reconocieron al punto
ultraterrestre con fines pacíficos. Desde luego, nos hará bien interrogarnos, pero igualmente
explorar desconocidos sitios, en los que compartir miradas, asombrarse y sorprenderse.
Tenemos que eliminar, por tanto, barreras entre nosotros. Indudablemente, siempre
es más valioso tener la compostura de las grandezas que la postura de admiración hacia
alguien, lo que nos exige ser capaz de olvidar las ofensas. En consecuencia, ante cualquiera de
los avances que se produzcan con la exploración y la utilización del espacio, han de ir
acompañados por progresos similares en los dominios de la moral, del derecho y del espíritu
cooperante. Por eso, es vital que se haya declarado una semana mundial en este sentido;
puesto que todo nos afecta a todos, lo que requiere análisis de la situación, en concreto de las
contribuciones de la ciencia y la tecnología cósmica al mejoramiento de la condición humana.
Precisamente este año, se potenciará el emprendimiento, ofreciendo a las empresas la
oportunidad de contratar a la fuerza laboral necesaria para el creciente comercio de la
industria espacial. No olvidemos que, la transición de órbita será saludable, en la medida que
consideremos el bien colectivo y nos pongamos al servicio de la concordia.
Todo esto ya lo sabemos, sin embargo, solemos caer en una explotación abusiva y los
beneficios casi siempre recaen en los privilegiados. De ahí, la importancia de prevenir el uso de
armas de dominios y tecnologías emergentes, promoviendo una innovación responsable.
Precisamente, no hace mucho el titular de la ONU, presentaba una nueva visión de la paz en
un mundo multipolar complejo, subrayando una moderna agenda conciliadora, con
propuestas detalladas para que los Estados miembros aborden la extensión de las
contrariedades al ciberespacio. No cabe duda, que hace falta un mayor fortalecimiento de la
gobernanza internacional, forjándola más representativa y democrática en sus
procedimientos. Únicamente de este modo, las diversas áreas existenciales, incluida la era
astronómica, avanzará en el orden y no en la confusión y en la rivalidad. Utilizar en favor de
unos pocos la exploración del espacio extra atmosférico, nos llevará al caos y a la tensión de
las contiendas permanentes, cuando lo importante es trabajar a la vez por la promoción del
ser humano, sin exclusiones, por la justicia y por la paz.
En cualquier caso, sí que podemos salvar el planeta desde las alturas. Probablemente,
a partir de ese horizonte sideral, se divisen mejor las variadas superficies vivientes y podremos
crear tecnologías que puedan ayudarnos en cuestiones de sostenibilidad terrestre.
Seguramente, entonces, también nos daremos cuenta de que el respeto a la vida es un alcance
más, fundamento de cualquier otro derecho, incluido el de la libertad. En demasiadas
ocasiones tenemos, por consiguiente, más necesidad de recogimiento que de pan. Es cuestión
de repensar sobre los caminos recorridos hasta ahora y los que nos quedan pendientes de
transitar. A poco que nos adentremos en nosotros mismos, observaremos que nuestra
pasividad ante realidades que nos dejan sin territorio y sin voz, no tienen sentido alguno.
Tenemos que despertar, con el tacto de la bondad y la estima universal. Sabemos ahora que
los activos espaciales son herramientas poderosas para la investigación climática, la ciencia y la
acción; pero, para ello, necesitamos amarrarnos el timón de la savia a las cuerdas del amor y a
los aires de la tolerancia.