Manuel Velázquez
Desde hace ya algunas décadas, en diversos foros internacionales de políticas culturales se
afirma y se promueve una concepción de la cultura que la ubica como dimensión esencial
del desarrollo integral de los pueblos y tiene como principio universal “la promoción de los
derechos culturales como parte fundamental de los derechos humanos, elemento
ineludible de las nuevas formas de relación de los individuos y comunidades”.
De acuerdo con Clifford Geertz y Gilberto Giménez, se entiende por culturas “formas de
vida que permiten a los grupos humanos dar sentido a su existencia, mediante la
estructuración de creencias, normas, hábitos, valores y prácticas simbólicas, en
determinados contextos históricos y sociales. Se refieren a procesos para desarrollar la
creatividad estética, potenciar habilidades, estimular la comunicación, preservar y
transformar el mundo, para configurar identidades y constituir patrimonios que permitan
la continuidad de lo humano.” Son muchas las cuestiones que se plantean en este
concepto: ¿cómo se diseña una política cultural?, ¿qué papel desempeña la gestión
cultural en el desarrollo de las comunidades?, ¿qué tipos de estrategias podemos
desarrollar para una buena gestión cultural?, ¿cuáles son más apropiadas para cada
contexto?
Gestión cultural con sentido
Un gestor cultural es el que determina una política cultural clara, que se expresan en una
misión, visión y valores expresados con claridad y transparencia, poniendo como centro
de su labor a los diversos públicos, consumidores o usuarios. El conocimiento de los
públicos y una adecuada estrategia de gestión y posicionamiento constituyen un valor
importante para una política cultural que apunte al devenir de una comunidad, con
tolerancia y respeto para las diversidades.
Los públicos como ejes de la gestión cultural
Un aspecto clave de la gestión cultural se encuentra en diseñar un sistema de conexión
con el entorno que permita la organización de políticas culturales centradas en los
públicos (consumidores culturales) cuyo conocimiento reviste una especial importancia
para el gestor cultural. Cómo, cuándo y por qué se promueve un producto cultural y qué
factores inciden en el proceso de conexión con el público son preguntas esenciales que
todos debemos plantearnos antes de iniciar la gestión de determinada agenda cultural.
Planificación de las estrategias de gestión cultural
Es importante diseñar un proyecto cultural como base para el desarrollo. El sector cultural
se caracteriza por la concurrencia de múltiples agentes en el proceso de creación de valor
que constituye la gestión de cualquier producto cultural, por este motivo se hace
necesario la planificación de estrategias pormenorizadas que atiendan a cada uno de los
agentes culturales (público, producto cultural, creadores, centros educativos, organismos
públicos, empresas culturales y otras organizaciones).
Es importante la profesionalización del gestor cultural identificando aquellos elementos
de su labor, que pueden potencializarse, rescatarse y/o preservarse para beneficiar al
desarrollo social del grupo en que interviene, dando a la cultura un uso social y educativo,
e influyendo en otras áreas de la estructura social, como la política y la económica.