El embajador estadounidense ante la OEA lamentó la salida del país de la organización, dijo que
el régimen está cada vez más aislado, pero aseguró que no dejarán de prestar atención ni poner
presión sobre la dictadura de Daniel Ortega
PORTAVOZ/AGENCIAS
El gobierno de Estados Unidos sigue evaluando más sanciones tanto políticas, económicas como
individuales, dijo este lunes el embajador de ese país ante la Organización de Estados Americanos
(OEA), Frank Mora, un día después que se concretó la salida del país de la organización regional.
“Tenemos todavía varias herramientas para seguir apoyando al pueblo nicaragüense, diferentes
herramientas de presión, políticas, económicas, individuales que siempre están sobre la mesa.
Hemos sancionado económicamente, financieramente a 51 individuos y 11 entidades en
Nicaragua y vamos siempre a considerar la posibilidad de expandir la cantidad de personas bajo
sanciones”, dijo Mora.
El 20 por ciento de las inversiones a Nicaragua llegaron en el primer semestre de 2023 por medio
de empresas de Estados Unidos: USD 178.7 millones, según datos del Banco Central de Nicaragua.
También es desde la potencia norteamericana que llega la mayor cantidad de remesas: casi el 90
por ciento de los ingresos enviados por migrantes.
Consultado sobre la posibilidad de ampliar las sanciones económicas, para evitar que la dictadura
de Ortega se sostenga sobre beneficios económicos que llegan desde Estados Unidos, Mora dijo
que su país siempre está analizando “cuál es la mejor estrategia para presionar al régimen, pero
sin afectar y sin perjudicar al pueblo nicaragüense”.
Hasta el momento Estados Unidos se ha resistido a aplicar sanciones económicas al régimen de
Ortega que podrían hacer tambalear la economía de ese país, pero que también afectarían a otros
países de la región, dado que comparten un tratado de libre comercio con la potencia
norteamericana.
“A veces sanciones generales económicas tienen un impacto que puede afectar al pueblo
nicaragüense y la prioridad que tenemos es cómo apoyar y cómo ayudar al pueblo nicaragüense y
no afectarlo de una manera negativa por una sanción”, dijo Mora.
Su gobierno entiende que ese tipo de sanciones “puede que tenga repercusiones económicas que
pueden resultar en desempleo y otras consecuencias, así que eso constantemente lo estamos
estudiando”, agregó Mora.
Los efectos de la salida de la OEA
Este martes la OEA tendrá su primera reunión de un Consejo Permanente de la historia en la que
no estará presente el cartel de Nicaragua, desde la fundación de la organización en 1948. Si bien
desde hace varios años esa silla estaba vacía porque la dictadura de Ortega había retirado su
representante de la organización, formalmente hasta este domingo 19 seguía perteneciendo
formalmente al organismo.
El 19 de noviembre de 2021 el régimen de Ortega denunció a la carta de la organización y a partir
de allí empezaron a correr los dos años previstos por las normas para que un país pueda
abandonar la OEA, lo que se concretó el domingo.
En una conferencia de prensa convocada para marcar la crítica de Estados Unidos a ese paso,
Mora señaló que el régimen de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, busca
“socavar los esfuerzos de la OEA” para monitorear lo que pasa en el país y asegurarse de “que el
régimen no tiene que rendir cuentas por los abusos de derechos humanos, los ataques al
periodismo independiente y los ataques a la Iglesia Católica”, dijo Mora.
“A pesar de eso Estados Unidos y la OEA van a seguir (presionando). A pesar que Nicaragua no
tenga su asiento, no vamos a abandonar al pueblo nicaragüense, vamos a seguir llamando a la
atención a la situación en Nicaragua, de la falta de democracia y de la falta del Estado de
Derecho”, señaló el embajador.
Mora reconoció que la OEA no tendrá ningún instrumento para imponer o forzar a Nicaragua, pero
señaló que de todas formas seguirán muy de cerca lo que pasa en el país.
En junio de 2021, cinco meses antes de que Nicaragua denunciara la carta, el secretario general de
la OEA, Luis Almagro, envió una misiva a los países convocando a un Consejo Permanente para que
los países evaluaran suspender al país.
En ese momento Ortega había detenido a todos los candidatos presidenciales para las elecciones
de ese año. Si se suspendía a Nicaragua en ese momento, el país no iba a poder denunciar la carta
y por tanto se vería obligado hoy a seguir en la organización, pero los países decidieron no avanzar
por ese camino.
Consultado por cuáles son los aprendizajes que deja la salida de Nicaragua y si hay alguna
autocrítica, Mora dijo que la OEA en su momento hizo “todos los esfuerzos por mantener a
Nicaragua y que respetara sus obligaciones”, pero que el régimen se resistió.
Mora también señaló que con esta concreción de la salida de Nicaragua de la OEA, la dictadura de
Ortega queda cada vez más aislada, pero por decisión propia. “Los amigos, los que apoyan al
régimen, son pocos, y muchos de ellos fuera del hemisferio. Pero es por decisión de ellos, no de
Estados Unidos, no de la OEA”, agregó Mora. En ese sentido destacó el consenso que existe dentro
de la OEA sobre Nicaragua, lo que le suma presión al régimen.