Localidades menos poblados destacan en niveles de rezago educativo, salud y económico, según
informes del Coneval
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
Chiapas es reconocido por su gran aportación agrícola a México, sin embargo, también destaca por
posicionarse entre las entidades federativas con mayor índice de pobreza, situación que fue
detallada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) desde 2020.
Ante dicha problemática, es urgente políticas públicas y estrategias integrales para el
correcto desarrollo del estado.
Guerrero, Oaxaca y Chiapas hasta la fecha de hoy siguen siendo catalogados como las
demarcaciones territoriales con el mayor porcentaje de población en situación de pobreza del país
desde 2010. Por ende, este sector poblacional es de los más vulnerables al carecer de condiciones
dignas de vida como educación, oferta laboral y salud.
Es crucial destacar que, según el informe del Coneval, a nivel municipal el mayor índice de
población en pobreza se concentró en las comunidades con menor población. Esta condición social
tuvo mayor presencia en regiones como el Nayar, la Tarahumara, Los Altos de Chiapas y la
Mixteca.
No obstante, se logró determinar que existen familias chiapanecas que entran en la categoría de
pobreza extrema, la cual afecta entre el 21.7 por ciento y el 76.5 por ciento de las comunidades
indígenas. Un dato revelador, indicó que la población de la entidad posee ingresos inferiores a la
denominada Línea de Pobreza y la mayoría de ellos no generan el recurso económico para cubrir
sus necesidades básicas.
El Coneval destacó que un aproximado de cuatro millones 218 mil 026 personas en Chiapas se
encuentran en situación de pobreza, esto equivale al 75.5 por ciento de la población. En cuanto al
rezago educativo, Chiapas lidera con un 32.5 por ciento de la población afectada.
Respecto a la falta de acceso a los servicios de salud, el Coneval señaló que, en Chiapas, un millón
132 mil 903 personas carecen de este derecho social. La persistencia de la pobreza y las carencias
sociales en estas regiones plantean un desafío significativo para las políticas de desarrollo y
bienestar social.