Diversos cuerpos hídricos se ven afectados por la descarga de aguas negras; se exige su
preservación
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
La contaminación por aguas residuales se ha convertido en un desafío apremiante para los
habitantes del Soconusco, donde siete de cada 10 ríos enfrentan niveles alarmantes, según el
semáforo de calidad del agua de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). En particular,
Tapachula está marcada en rojo, debido a una calidad de agua deficiente que no cumple con los
parámetros de pureza y salubridad.
En la entidad, solo un tercio de los ríos, arroyos, riachuelos y manantiales mantiene un estado
óptimo en términos de calidad del líquido vital, según el monitoreo de la Red Nacional de
Medición de Calidad del Agua de la Conagua. Entre los cuerpos de agua afectados en Tapachula, el
río Coatán y Suchiate destacan por incumplir los 14 parámetros fisicoquímicos y microbiológicos
establecidos.
El Centro de Investigaciones con Visión para Mesoamérica de la Universidad Autónoma de Chiapas
(UNACH) confirmó la gravedad de la situación, al confirmar que más del 70 por ciento de los
afluentes de agua en la región se encuentra bajo niveles de contaminación severos. Además, el
desagüe directo de las viviendas a los ríos agrava la crisis ambiental.
Ante este panorama crítico, el Instituto de Biociencias de la UNACH ha emprendido acciones
decisivas. La líder del equipo, la doctora Mildred Joselyn Mikery Gutiérrez, informó que se
encuentran en la gestión de implementar humedales artificiales en el río Las Canoas desde hace
más de un año. Este esfuerzo tiene como objetivo revertir el daño ambiental y preservar la
biodiversidad en el centro ecoturístico La Lima, al sur de la ciudad.
La urgencia de abordar este problema ambiental resalta la necesidad de medidas concretas y
coordinadas para salvaguardar la salud de los ríos, así como garantizar un entorno sostenible para
las generaciones futuras e invitar a la acción a las autoridades y la comunidad en general.