Además de ser una académica destacada, es un ejemplo de determinación y éxito al
superar desafíos personales y profesionales
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Conocemos a muchas mujeres que han sobresalido en su trabajo en diferentes ámbitos,
pero ¿conocías a una mexicana en la industria farmacéutica? María Liliana Gordillo Torres,
es una destacada química fármacobióloga, originaria del municipio de Berriozábal,
Chiapas, ha dedicado 21 años de su vida al servicio docente, consolidándose como
referente académico en su campo. Actualmente, a sus 47 años, se desempeña en la
coordinación académica de la Secretaría de Educación del Estado.
En los últimos ocho años, María Liliana ha liderado la transformación educativa enla
entidad, colaborando estrechamente con la Secretaría de Educación. Su labor institucional
ha abarcado la creación y ejecución de programas educativos y cursos destinados al
personal docente. Además, ha contribuido significativamente al desarrollo tecnológico y
científico, recibiendo reconocimientos a nivel nacional por su destacada labor.
Uno de sus proyectos más emblemáticos fue su participación en el corredor artesanal en
el barrio Mirador, en el municipio de Berriozábal. Allí, no solo dejó su huella en el ámbito
académico, sino también en la promoción de las ciencias, organizando olimpiadas de
química y biología.
El camino de María Liliana hacia la excelencia académica no fue fácil. Desde joven,
enfrentó la difícil decisión entre medicina y química, optando finalmente por esta última.
A los 17 años dejó su hogar en Berriozábal para estudiar química en Puebla,
sumergiéndose en una nueva vida independiente. A pesar de los desafíos de adaptarse a
una ciudad y personas desconocidas, la firme convicción de ser química la impulsó a
superar las dificultades y completar su carrera.
Posteriormente, amplió sus horizontes académicos al trasladarse a la Ciudad de México
para realizar una especialidad, consolidando así su expertise en el campo de la química
fármacobióloga.
“Los primeros meses de mi experiencia estudiando y viviendo en el estado de Puebla
fueron extraordinariamente desafiantes. En aquel entonces, no existían los teléfonos
celulares, lo que significaba que mi única conexión con mi familia se limitaba a una
llamada telefónica semanal.
Los domingos se volvían días cruciales, esperando ansiosamente ese momento para
escuchar sus voces. Cada llamada se convertía en un bálsamo para mi soledad, aliviando la
incertidumbre de estar lejos y preguntándome si todo estaba bien.
A pesar de la dificultad y la tentación de abandonar, persistí. Mi sueño de convertirme en
química actuaba como un imán, atrayéndome hacia un futuro que anhelaba. Las dudas
cruzaban mi mente, la preocupación por lo desconocido, pero el deseo de alcanzar mis
metas superaba cualquier temor. La pasión por la química se volvía mi fuerza motriz,
impulsándome a seguir adelante incluso cuando la distancia y la incertidumbre intentaban
desviarme del camino.
Cada día era un desafío, pero esa lucha cotidiana fortaleció mi determinación. La soledad
y la distancia se convirtieron en compañeras inesperadas en mi viaje hacia el
conocimiento, moldeando mi carácter y forjando la resiliencia necesaria para superar los
obstáculos. Aunque los momentos de duda y nostalgia eran inevitables, el anhelo de ser
química actuaba como un faro, guiándome a través de la oscuridad de la incertidumbre.
Así, esos primeros meses difíciles en Puebla se transformaron en un capítulo esencial de
mi historia.
La lucha por la comunicación y la superación de la soledad se entrelazaron con mi
determinación de convertirme en química, creando una narrativa única de perseverancia y
dedicación”, comentó Liliana.
“Con una firme convicción de regresar a mi hogar en el municipio, decidí declinar una
oportunidad laboral en la Ciudad de México y en Puebla, a pesar de estar bien preparada,
mi deseo profundo era reunirme con mi pequeña familia, puesto que la añoraba
intensamente.
Mis padres provienen de Berriozábal, con mi madre siendo originaria de La Frailesca,
perteneciente al municipio de Cristóbal Colón. Mi padre, un Ingeniero Civil de profesión,
se ha dedicado a la construcción hasta la fecha.
Por otro lado, mi madre, después de dedicarse al comercio por un tiempo, actualmente
desempeña el noble rol de ama de casa. La importancia de estar cerca de mis seres
queridos y la conexión arraigada a mis raíces fueron los motivos principales que guiaron
mi elección de regresar a casa”, indicó.
VOCACIÓN CIENTÍFICA
La doctora, al indagar sobre su vocación, comparte que el fascinante mundo de la química
capturó su interés desde el momento en que descubrió la complejidad de las moléculas y
la posibilidad de sintetizar sustancias. La capacidad de experimentar en un laboratorio,
explorar y crear la impulsó a seguir profundizando en el estudio de la química.
Sin embargo, la doctora reconoce las dificultades adicionales que las mujeres enfrentan al
perseguir carreras profesionales, atribuyéndolo a la estructura social actual. Desde su
perspectiva, las mujeres se encuentran con obstáculos que limitan su acceso y desarrollo
en diversas profesiones, incluida la científica.
Reflexiona sobre la percepción de las nuevas generaciones femeninas, señalando un
descenso de interés en las ingenierías y un menor atractivo por las ciencias puras. La
doctora sugiere que este fenómeno podría relacionarse con la falta de estímulo desde
temprana edad para que las mujeres se inclinen hacia carreras técnicas.
En este contexto, resalta la importancia de modificar la educación y fomentar un
ambiente inclusivo desde la infancia, promoviendo la igualdad de oportunidades para que
las mujeres encuentren inspiración y apoyo en áreas científicas y técnicas. La doctora
aboga por derribar barreras de género y estimular el interés de las mujeres en campos
que tradicionalmente han sido dominados por hombres.
“Las mujeres en general se enfrentan a más dificultades para ejercer cualquier carrera
profesional, sobre todo, por “cómo está montada la sociedad en la actualidad”.
En conclusión, la doctora destaca la necesidad de transformar la percepción social y
educativa para crear un entorno propicio donde las mujeres encuentren el estímulo
necesario para explorar y sobresalir en el ámbito científico, contribuyendo así a la equidad
de género en el mundo de la ciencia y la tecnología.
MUJERES CIENTÍFICAS
Lo cierto es que las mujeres científicas representan menos del 30 por ciento de las
personas que se dedican a investigación en el mundo y solo un siete por ciento de las
jóvenes de 15 años manifiesta que quiere dedicarse a profesiones técnicas en el futuro.
“Este premio es fundamental para dar visibilidad a aquellas mujeres cuyo trabajo ha sido
decisivo para que otras investigadoras más jóvenes nos hayamos formado con las mismas
oportunidades que nuestros compañeros de laboratorio varones”, mencionó.
María Liliana Gordillo Torres no solo es una académica destacada, sino también un
ejemplo de determinación y éxito en la superación de desafíos personales y profesionales.
Su legado perdurará como inspiración para las generaciones futuras en el ámbito
científico y educativo.
Respecto a cuántos profesionales de esta disciplina hay en México, la especialista refiere
que, de acuerdo con el Anuario Estadístico de la Asociación Nacional de Universidades e
Instituciones de Educación Superior, en 2018-2019 había aproximadamente mil 300
profesionales egresados, mientras que en los últimos cuatro años cerca de cuatro mil
egresados de las 18 universidades a nivel nacional que ofrecen estudiar esta disciplina.
“Hay un buen número saliendo de las universidades, además de las carreras asociadas,
como ingeniero químico o químico fármaco biólogo, entre otras”, agrega.
La científica expuso también que de acuerdo con la Asociación Nacional de la Industria
Química, en los últimos 10años el sector aportaba 1.1 por ciento al producto interno bruto
nacional; en 2021 se duplicó a 2.2 por ciento. “Esto significa que la industria química
nacional está tomando un auge muy importante”, concluyó.