El retraso en la obra plantea interrogantes sobre su finalización antes del cambio administrativo
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
A medida que se acerca el final del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, surge
un desafío importante en la rehabilitación de la línea férrea K, que se extiende desde Ciudad
Hidalgo hasta Ixtepec, Oaxaca. El proyecto tuvo sus inicios en abril de 2023, sin embargo, los
trabajos avanzan a un ritmo lento, con apenas un 40 por ciento de progreso hasta la fecha.
Algunos constructores ferroviarios alertaron que, a pesar de trabajar las 24 horas del día,
completar la línea antes de que termine la administración actual parece una tarea casi imposible.
La complejidad de los trabajos se hace evidente al comparar el tiempo requerido para rehabilitar
una parte del trayecto: más de un año para 92 kilómetros y 10 puentes en el tramo transístmico.
En la actualidad, la obra se encuentra concentrada en la colocación de terracería, tras completar el
retiro de vías viejas, así como la recuperación del derecho de vía. No obstante, el avance en
lugares como Huixtla está apenas en sus etapas iniciales, con la perforación para la colocación de
columnas recién iniciada.
El proyecto de rehabilitación también incluye la construcción de 300 puentes y la rehabilitación de
otros 227, todos dañados por el huracán Stan en 2005. Se proyecta la creación de nueve
estaciones a lo largo de la línea en Chiapas, por mencionar algunas en Tapachula, Huixtla,
Mapastepec, entre otras, con el objetivo de mejorar la conectividad y movilidad tanto de
mercancías como de pasajeros.
El retraso en la rehabilitación de la línea férrea K plantea un desafío significativo para el gobierno
en turno, que busca no solo restablecer el transporte de carga, sino también el de pasajeros, en
una iniciativa que promete mejorar la conectividad y la economía de la región. Sin embargo, con el
tiempo en su contra, el cumplimiento de este ambicioso proyecto parece cada vez más incierto.