Hasta el momento las autoridades no han efectuado ningún plan integral de saneamiento
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
En lo que alguna vez fue un lugar lleno de vida, ahora yace un panorama de contaminación. La ruta
del café, una vía que atraviesa las zonas media y alta de Tapachula, se ha transformado en un
basurero clandestino. Desde pañales hasta neumáticos, todo tipo de desechos son arrojados a los
costados de la carretera, esto genera un foco de contaminación que pone en riesgo la salud
ambiental de las especies animales y vegetales de la zona.
A pesar de los desesperados intentos por parte de las autoridades locales de advertir a los
transeúntes sobre las sanciones que enfrentarían por arrojar basura, los letreros parecen pasar
desapercibidos. Los esfuerzos por mantener limpian esta importante vía, que conduce a fincas
cafetaleras y destinos turísticos, se ven frustrados por la apatía y el desinterés de la población.
El panorama es desolador: entre montones de basura se pueden observar plásticos, vidrios rotos,
restos de comida en descomposición y, lo que es aún más preocupante, neumáticos que
representan un grave riesgo de incendio en una zona ya de por sí vulnerable. Los escombros no
solo amenazan la salud de la población local, sino también ponen en peligro el frágil equilibrio
ambiental de la región.
A pesar de las denuncias de los agricultores locales y las repetidas solicitudes de acción por parte
de la comunidad, el ayuntamiento de Tapachula ha permanecido inerte ante esta crisis. Las
sanciones, que podrían ascender a más de cuatro mil, parecen no preocupar a los infractores.
Además, la quema de basura en la zona, reportada en reiteradas ocasiones, persiste junto a las
consecuencias contra el medio ambiente.
Esta tragedia ambiental se extiende a lo largo de más de 53 kilómetros de la ruta del café, con al
menos diez puntos de acumulación de basura. La ausencia de medidas efectivas para combatir
esta crisis representa una amenaza inminente para el entorno natural y la calidad de vida de los
habitantes de la región. Urgen acciones concretas y un compromiso real por parte de las
autoridades para abordar esta situación antes de causar un daño irreversible.