Las comunidades rurales carecen de personal, medicamentos y servicios básicos para la salud
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La frustración se apodera de la comunidad del Soconusco al contemplar las precarias condiciones
que experimenta en los servicios de salud, los cuales deberían ser garantizados por el Gobierno
federal a través de la Secretaría de Salud.
En las remotas comunidades rurales, la situación es alarmante: las casas de salud carecen de
personal médico y enfermeras, y la escasez de medicamentos es una realidad angustiante que
deja desamparados a los campesinos frente a enfermedades tanto comunes como graves.
El panorama se torna aún más complejo con la desaparición del Seguro Popular y el fracaso del
Instituto del Bienestar, denunció el presidente del Frente Cívico Popular del Soconusco, Pedro
Pablo Scott Ramos. Las esperanzas de una mejora en los servicios de salud se desvanecieron, al
dejar a la población en una situación lamentable, incluso peor que la de países como Guatemala.
La crisis no tiene límites territoriales; en la ciudad de Tapachula, la escasez de medicamentos en
clínicas y centros de salud es un reflejo de una problemática nacional que afecta de manera
indiscriminada a todos los estratos sociales.
Scott Ramos arremetió contra el flagrante incumplimiento de la Constitución Mexicana, que
establece la obligación del Gobierno federal de brindar servicios de salud dignos a la población. Sin
embargo, esta responsabilidad constitucional parece ser ignorada de manera sistemática, al dejar
a comunidades sin esperanzas de una mejora sustancial en el acceso a la atención médica.
La desesperación y la impotencia se intensifican entre los campesinos, quienes carecen de los
recursos necesarios para trasladar a sus enfermos a las áreas urbanas en busca de una atención
médica adecuada. El abandono por parte del Gobierno federal se manifiesta de manera palpable
en estas comunidades marginadas, donde la salud está en peligro y las soluciones parecen estar
cada vez más distantes.