La extracción desenfrenada de arena en Chiapas desencadena una crisis ecológica de
proporciones alarmantes
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
En Chiapas, la explotación insostenible de arena ha desencadenado una crisis ambiental de
proporciones alarmantes. Según datos de la ONU, la demanda mundial de arena y grava, que
supera los cincuenta mil millones de toneladas anuales, causa una serie de impactos devastadores
en la región, desde la destrucción de ecosistemas fluviales hasta la agudización de fenómenos
climáticos extremos como inundaciones y sequías.
A pesar de los intentos regulatorios, la extracción ilegal de arena en ríos y playas de Chiapas
continúa de manera desmesurada. Aunque la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
informó sobre solo tres concesiones de extracción en playas, la realidad es mucho más grave: el
tráfico de arena es una práctica generalizada en todo el estado, llevada a cabo tanto con o sin
permisos oficiales.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha documentado un total de 89
denuncias por extracción ilegal de arena en los últimos años, con Chiapas como uno de los estados
más afectados por este fenómeno. Afluentes vitales como el río Huixtla y el río La Venta están
siendo saqueados sin control, con consecuencias catastróficas para la biodiversidad y la calidad del
agua en la región.
Esta situación ha provocado no solo un impacto ambiental devastador, sino también tragedias
humanas. La falta de regulación y control en la extracción de arena ha resultado en accidentes
mortales, con personas ahogadas en ríos cuyos lechos han sido alterados por la extracción
indiscriminada de material pétreo.
Ante esta emergencia ambiental, es imperativo que las autoridades de Chiapas actúen de manera
urgente para detener este ecocidio en curso. Se requieren medidas efectivas para frenar la
extracción ilegal de arena, proteger los ecosistemas fluviales y garantizar un futuro sostenible para
las nuevas generaciones.