El arribo del turismo y nuevos residentes extranjeros encarece la vida en estos municipios
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
El nombramiento de Pueblos Mágico, un hito anhelado por décadas, ha desencadenado un
profundo análisis sobre sus implicaciones sociales, según lo expuesto por el maestro en Estudios
Culturales José María Rincón.
Desde la concepción del concepto en 2001, se ha llevado a cabo una exhaustiva investigación para
comprender su verdadero alcance en las comunidades. La reciente designación de Copainalá y
Ocozocoautla, ha avivado este debate.
Uno de los aspectos más destacados en estas discusiones es la gentrificación, un fenómeno
complejo que ha cobrado fuerza en diversos contextos. En lugares emblemáticos como San
Cristóbal de Las Casas, el incremento del turismo y la llegada de nuevos residentes extranjeros han
propiciado un aumento significativo en los costos de vida y una mayor competencia por la
vivienda, lo que genera tensiones y desafíos para la población local.
Aunque la designación de estos municipios como pueblos mágicos ha sido recibida con entusiasmo
por algunos sectores, otros expresan reservas sobre las posibles consecuencias negativas que ello
conlleva. La gentrificación plantea un riesgo evidente de desplazamiento de las comunidades
locales, a medida que los residentes con mayores recursos económicos ocupan y transforman los
espacios tradicionales, esto altera la dinámica social y cultural de estos lugares.
En este contexto, surgen dudas que realiza la población, en especial en el rubro de mantener un
equilibrio entre la atracción de turismo nacional o internacional, la preservación cultural y la
defensa de los derechos de las comunidades locales con menor poder adquisitivo. Los expertos
invitan a la sociedad a reflexionar sobre estos desafíos que ponen en riesgo la gestión y la
planificación de aquellos municipios denominados pueblos mágicos. Es crucial que las autoridades
regulen la gentrificación y se priorice el bienestar de los pobladores más vulnerables.