Hasta el momento, ninguna autoridad ha emitido declaración sobre el rapto, dejando
interrogantes sobre la investigación
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Después de días de incertidumbre y preocupación, Rey David Gutiérrez Vázquez, aspirante
del Partido del Trabajo (PT) a la alcaldía de Frontera Comalapa, ha reaparecido con vida. El
político, quien fue secuestrado por individuos armados el pasado 27 de abril, emitió un
mensaje de tranquilidad y determinación a través de un video difundido en redes sociales.
En la grabación, Gutiérrez Vázquez se muestra sereno y asegura encontrarse en buen
estado de salud. Vestido con una camisa blanca y pantalón oscuro, se sienta en un sillón
rojo en una habitación no identificada. Su rostro, aunque denota serenidad, refleja el
impacto del reciente acontecimiento.
El candidato expresó su agradecimiento a la comunidad por su preocupación y apoyo
durante este difícil periodo. Además, desestimó los rumores que habían circulado
respecto a su situación, atribuyéndolos a posibles intentos de desprestigiar su proyecto
político. “Estamos avanzando en el proyecto”, afirmó con determinación, enfatizando que
su campaña sigue adelante con más fuerza que nunca.
Con un llamado a la calma y la paz en Frontera Comalapa, Rey David reafirmó su
compromiso con el pueblo y aseguró que pronto volverá a encontrarse con ellos
personalmente. Aunque las circunstancias de su liberación no fueron detalladas, su
mensaje sirvió para disipar parte de la incertidumbre que rodeaba su desaparición.
Cabe destacar que, hasta el momento, ninguna autoridad gubernamental ha emitido
declaración sobre el secuestro y posterior liberación de Gutiérrez Vázquez, dejando
interrogantes sobre la investigación y las medidas de seguridad en la región. Sin embargo,
la atención ahora se centra en el regreso del candidato a la arena política local y en las
implicaciones que este incidente pueda tener en el desarrollo de las elecciones en
Frontera Comalapa.
Los pobladores de Frontera Comalapa y Chicomuselo, Chiapas, han reportado una
“relativa calma” en las regiones sierra y frontera, atribuida a la presencia de fuerzas de
seguridad federal y estatal desplegadas en la zona hace dos semanas. Sin embargo, esta
aparente tranquilidad no ha disipado la preocupación entre los habitantes, quienes temen
que el retiro de estas fuerzas desencadene nuevamente la violencia entre células
delictivas, que luchan por el control territorial.
Aunque se han observado patrullajes del Ejército Mexicano, los pobladores señalan la
ausencia de labores de investigación. “La presencia de los uniformados ayuda a distanciar
a estos grupos y la gente se mueve con más confianza, pero no resuelve el problema”,
expresaron. Según ellos, el regreso de la violencia es una posibilidad latente una vez que
el Ejército se retire, a menos que su presencia sea permanente.
Hasta la fecha, no se ha informado de detenciones de miembros de los grupos delictivos, a
pesar de la presencia de las fuerzas de seguridad. Los pobladores resaltan que el Gobierno
federal tiene la facultad para solicitar cateos y tomar medidas más enérgicas, dado que el
armamento y otros recursos del crimen organizado están resguardados en la cabecera de
Comalapa. Sin embargo, el Ejército se limita a labores de vigilancia.
“La presencia de las fuerzas de seguridad solo ayuda a tranquilizar las cosas
momentáneamente, pero no soluciona de raíz el problema”, insisten los pobladores,
quienes hacen un llamado al gobierno federal para que mantenga a los uniformados en la
zona hasta que se garantice la seguridad.
Por otro lado, los habitantes informan que el cobro de piso a los negocios continúa sin
cesar, afectando a diversos sectores como tiendas, talleres mecánicos y vendedores
ambulantes.
En el vecino municipio de Chicomuselo, los integrantes de la agrupación criminal conocida
como El Maíz, han implementado medidas similares de control territorial, aunque
recientemente han retirado la vigilancia, posiblemente como respuesta a los patrullajes de
las fuerzas de seguridad.
La disputa por el territorio en esta región fronteriza con Guatemala se remonta a más de
dos años atrás, cuando el crimen organizado se dividió y una facción se unió a la célula
delictiva contraria, desencadenando una escalada de violencia caracterizada por
enfrentamientos, asesinatos, desapariciones y bloqueos carreteros.
La incertidumbre persiste entre los habitantes de Frontera Comalapa y Chicomuselo,
quienes claman por una solución duradera que garantice la paz y la seguridad en la región.
La violencia desenfrenada en Chiapas está dejando un rastro de devastación y
desesperación a su paso. Cientos de familias se ven obligadas a abandonar sus hogares y
refugiarse en las montañas, buscando desesperadamente escapar del asedio tanto del
crimen organizado como de las fuerzas armadas, que han llevado al estado sureño al
borde del abismo.
La región de Sierra y Frontera se ha convertido en epicentro de esta crisis, donde el cerco
habitual del crimen organizado se ha visto agravado por los ataques de fuerzas armadas,
sumiendo a las comunidades locales en un estado de terror constante. El reciente
episodio ocurrido en Chicomuselo ha sido la gota que colmó el vaso, provocando la
indignación y movilización de la sociedad civil, que clama desesperadamente por un alto al
fuego y un cese inmediato de la violencia.
Los testimonios de aquellos que han sido desplazados son estremecedores. En un vídeo
difundido en redes sociales, un campesino de Nuevo Chejel, un pueblo de apenas 500
habitantes, lamenta la situación desoladora en la que se encuentra su comunidad.
Con lágrimas en los ojos, relata cómo ha intentado proteger su hogar del saqueo y la
destrucción, pero se ve completamente solo en su lucha. Consciente del peligro que
acecha a sus hijos, les ruega que abandonen el pueblo para evitar nuevos episodios
violentos.
Sin embargo, aquellos que han decidido quedarse no encuentran más que desesperación
y enfrentamientos continuos con las fuerzas armadas.
En imágenes impactantes, se puede observar cómo uniformados increpan a campesinos,
culpándolos de la situación y acusándolos de cobardía.
Ante esta crisis humanitaria que desgarra el corazón de Chiapas, es urgente que se tomen
medidas inmediatas para proteger a las comunidades afectadas y garantizar su seguridad
y bienestar.
Es responsabilidad del Gobierno brindar seguridad a todas las comunidades por igual y
trabajar en conjunto con la sociedad civil para encontrar soluciones a este conflicto que
amenaza con dejar un legado de dolor y destrucción en una de las regiones más hermosas
y ricas culturalmente de México. La paz y la estabilidad en Chiapas no pueden seguir
siendo un sueño lejano, sino una realidad tangible para todos sus habitantes.