Dr. Gilberto de los Santos Cruz
El líder agrarista Rubén Jaramillo fue asesinado en mayo de 1962, junto con su esposa e hijos, en Xochicalco, Morelos, por elementos de la Policía Judicial Federal, la policía del estado de Morelos y soldados vestidos de civil al mando del capitán José Martínez. Jaramillo era un líder agrario, un veterano zapatista, y el presidente López Mateos lo había amnistiado y abrazado frente a la prensa.
Contaba con el prestigio de ser un revolucionario de cepa. Los periodistas e intelectuales de la época recriminaron el asesinato y consideraron que el régimen había ultimado su propia herencia agraria. Además de ser una clara muestra de la violencia de Estado, fue un caso que indignó a una generación de jóvenes mexicanos que no conocían la violencia posrevolucionaria.
El 23 de mayo de 1962, como a las dos de la tarde, se presentaron alrededor de 60 militares y civiles frente a la calle de Mina número 14, en Tlaquiltenango, Morelos, domicilio de la familia Jaramillo. Elementos del Ejército Mexicano y la Policía Judicial, acompañados del soplón Heriberto Espinosa alias “El Pintor”, se introdujeron a la casa y con violencia obligaron a salir a Rubén, su esposa e hijos adoptivos, quienes fueron secuestrados, al mismo tiempo que sustraían los documentos agrarios en poder del jefe campesino morelense.
Dos horas más tarde, cerca de las ruinas de Xochicalco, los miembros de la familia Jaramillo fueron acribillados y rematados en la cabeza con el tiro de gracia. Hoy, gracias a los estudios académicos y al periodismo de investigación que practica en la revista “Contralínea” el comunicador Zósimo Camacho, estableció que la “Operación Xochicalco” fue ejecutada por el Ejército Mexicano por órdenes del presidente Adolfo López Mateos. Las armas y municiones eran reglamentarias, esto es, de uso exclusivo del Ejército y la Judicial Federal.
Es importante recordar que, en los años 20 Rubén Jaramillo encabezó una lucha legal por la reforma agraria y consideró que el reparto prometido solo era una bandera política y no un verdadero compromiso del Gobierno. Durante el período del “caudillismo revolucionario”, Rubén Jaramillo continuó mediante el trámite legal la lucha por los derechos e intereses del campesinado. Al ser lanzada la candidatura de Lázaro Cárdenas, el líder morelense la apoyó. En el sexenio del divisionario michoacano impulsó la creación de la Sociedad Cooperativa de Ejidatarios, Obreros y Empleados del Ingenio “Emiliano Zapata”, en Zacatepec, Morelos, y encuadró a cerca de cinco mil ejidatarios en 58 sociedades cañeras, con el objeto de diversificar la producción y mejorar la calidad de vida de los campesinos y trabajadores asalariados.
Rubén Jaramillo como luchador y dirigente campesino, el 5 de febrero de 1962, ante la negativa de las autoridades agrarias de atender sus peticiones de dotación de tierras, junto con grupos de campesinos organizados como el Centro de población “Otilio Montaño”, encabezados por Jaramillo, se apoderaron de los terrenos de “El Guarín”. Se cuenta que en esos terrenos tenía intereses el expresidente Miguel Alemán. Jaramillo no abandonó la lucha e intentó entrevistarse con el presidente López Mateos para que esas tierras fueran adjudicadas a los campesinos que las demandaban.
Rubén Jaramillo es de los hombres que es recordado por su entrega a la lucha en favor de los campesinos, recuerdo que el 10 de mayo de 1980 para conmemorar su 18 aniversario se llevó a cabo en el ejido las brisas Mpio. de Pijijiapan, Chiapas una importante toma de tierras por la segunda ampliación liderados por Tito Amando Ovando, comisariado ejidal y Celestino Reza Cruz presidente de la ampliación apoyados por el grupo pueblo en donde los profesores se solidarizaron durante el tiempo que duro esta lucha agraria destacando el apoyo del Mtro. Manuel Gutiérrez Robles, Héctor Meneses, Virgilio Cruz Díaz, Audarico Herrera, Mario Ramón, Daniel Hernández, Víctor Hugo Torres, Gabriel Cruz y el que escribe Gilberto de los Santos etc. Ahí se estrenó el corrido recientemente escrito por José de Molina.
CORRIDO A RUBÉN JARAMILLO
Está gritando la tierra,
herida por un cuchillo,
lo que le duele en el vientre,
la muerte de Jaramillo.
Iban muy bien disfrazados,
los malditos asesinos,
eran soldados de línea,
vestidos de campesinos.
Campesino zapatista,
obrero de la labranza,
ya está sonando el clarín,
pa´ que tomes tu venganza.
Cayó abatido a balazos,
ese líder campesino,
en el Palacio Central,
se burlaba el asesino.
Usaba su paliacate,
como Gabino Barrera,
quería como Zapata,
para los pobres la tierra.
Tres jinetes en el cielo,
cabalgan con mucho brío,
esos tres jinetes son:
Dios, Zapata y Jaramillo.
Como él estaba durmiendo,
no se pudo defender,
le mataron a sus hijos,
y también a su mujer.
Este corrido señores,
se puede cantar gritando,
pero mejor que cantarle,
hay que vengarlo peleando.
Campesino Zapatista…………
Tres jinetes en el cielo…