La lucha entre células delictivas evidencia un problema más profundo: la debilidad del
Estado y falta de oportunidades económicas
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
Chiapas, ubicado en la frontera sur de México, es un estado de creciente importancia
estratégica para los grupos del crimen organizado. Este año, la entidad se encuentra en el
centro de la atención política debido a las próximas elecciones para renovar el puesto de
gobernador, actualmente ocupado por Rutilio Escandón Cadenas. Los principales
contendientes son Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, de la coalición Morena, PT y PVEM;
Olga Luz Espinosa Morales, de la coalición PAN, PRI y PRD; y Karla Irasema Muñoz
Balanzár, de Movimiento Ciudadano.
Sin embargo, las elecciones en Chiapas no solo han sido marcadas por la competencia
política, sino también por una alarmante ola de violencia que afecta tanto a candidatos
como a civiles. Este clima de inseguridad y violencia refleja la intensa disputa territorial
entre células delictivas que operan en la región.
RAZONES DE LA IMPORTANCIA DE CHIAPAS PARA EL CRIMEN ORGANIZADO
Recursos naturales y rutas de tráfico
Chiapas es un territorio atractivo para los grupos delincuenciales debido a su abundancia
de recursos naturales y su ubicación geográfica estratégica. El estado es rico en recursos
como minerales, maderas y productos agrícolas, todos susceptibles de explotación y
tráfico ilegal. Además, su extensa frontera con Guatemala facilita el contrabando de
drogas, armas y personas, convirtiéndolo en un punto crucial en las rutas de tráfico que
conectan Sudamérica con Estados Unidos.
CONTROL TERRITORIAL Y USO DE COMUNIDADES
Para los grupos delictivos, el control territorial es fundamental. Chiapas ofrece un terreno
montañoso y selvático ideal para esconderse y operar con cierta impunidad. Las
comunidades locales, a menudo marginadas y con poca presencia del Estado, son
utilizadas por los grupos delincuenciales para consolidar su poder. Estas comunidades
pueden ser coaccionadas o reclutadas para apoyar las actividades criminales, ya sea a
través de la intimidación o de la promesa de beneficios económicos.
ENFRENTAMIENTOS ENTRE CÁRTELES
La presencia simultánea del importantes células delictivas en Chiapas ha provocado
violentos enfrentamientos. Uno de los incidentes más graves ocurrió a mediados de mayo
en Chicomuselo, donde 11 personas fueron asesinadas, incluyendo una familia de
catequistas que, según informes, se había negado a colaborar con una de estas
organizaciones. Este tipo de masacres no solo generan terror en la población local, sino
que también subrayan la feroz lucha por el control de territorios estratégicos.
IMPACTO EN EL PROCESO ELECTORAL
La violencia desatada por el crimen organizado tiene un impacto directo en el proceso
electoral de Chiapas. Los actos de violencia contra candidatos políticos tienen el potencial
de desestabilizar el proceso democrático, intimidar a los votantes y manipular los
resultados electorales. Los candidatos deben navegar un delicado equilibrio entre hacer
campaña y proteger su seguridad personal, lo que complica aún más un panorama ya de
por sí desafiante.
El candidato de la coalición Morena, PT y PVEM, Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, ha
manifestado su intención de reforzar la seguridad y la justicia en el estado. Olga Luz
Espinosa Morales, de la coalición PAN, PRI y PRD, ha prometido una lucha firme contra el
crimen organizado, mientras que Karla Irasema Muñoz Balanzár, de Movimiento
Ciudadano, ha destacado la necesidad de políticas de inclusión social y desarrollo
económico para reducir la dependencia de las comunidades en actividades ilegales.
LA BARITA EN CHIAPAS: UN MINERAL EN EL CENTRO DEL CONFLICTO
En el municipio chiapaneco, se ha detectado la presencia de la barita o sulfato de bario, un
mineral valioso y estratégico que ha atraído la atención de una importante agrupación
criminal. Desde hace años, esta organización ha tratado de apropiarse de una mina de
dicho material, buscando explotar su potencial económico. La barita, utilizada en diversas
industrias, especialmente en la perforación de pozos petroleros, representa una fuente de
ingresos significativa, y su control es una prioridad para los grupos delictivos.
VIOLENCIA Y CONTROL TERRITORIAL: EL ASEDIO EN CHIAPAS
En febrero pasado, un informe titulado Asedio a la vida cotidiana, terror para el control
del territorio y graves violaciones a los derechos humanos destacó diversas tácticas
implementadas por grupos del crimen organizado en Chiapas. Entre las estrategias más
impactantes se encuentra el uso de zanjas, cavadas por un grupo delictivo para frenar las
acciones de otro. Estas tácticas no solo afectan a los criminales, sino que también tienen
consecuencias devastadoras para los pobladores, quienes se ven atrapados en medio del
conflicto.
Además de la apropiación de recursos naturales como la barita, Chiapas enfrenta otras
actividades delictivas, tales como extorsiones, cobro de piso y secuestros. Estas acciones
generan ganancias significativas para las células delictivas, mientras que los habitantes
viven bajo constante amenaza. El informe señala que los criminales emplean “tácticas de
guerra”, incrementando la violencia y provocando el desplazamiento de muchas personas.
LA FRONTERA: UN PUNTO ESTRATÉGICO PARA EL TRÁFICO DE DROGAS Y PERSONAS
Una característica geográfica importante de Chiapas es su frontera con Guatemala, lo que
ha generado un interés considerable por parte de las estructuras delictivas. El tráfico de
drogas y personas en esta zona fronteriza es una actividad lucrativa y estratégica.
Reportes militares filtrados por el grupo autodenominado Guacamaya subrayan la
importancia de esta frontera para los grupos criminales. A través de ella, no solo entran
drogas que se distribuyen localmente, sino que también se busca su tránsito hacia Estados
Unidos.
Históricamente, una de estas organizaciones del crimen organizado dominaba los
municipios fronterizos del sur de Chiapas. Sin embargo, desde 2021, tal agrupación ha
disputado este territorio, buscando controlar las rutas de tráfico de migrantes, drogas y
armas. Según el sitio especializado en temas de narcotráfico InSight Crime, este conflicto
ha intensificado la violencia en la región.
CONTROL POLÍTICO Y RECLUTAMIENTO DE JÓVENES: LAS ESTRATEGIAS DEL CRIMEN ORGANIZADO
Los grupos delictivos no solo buscan el control económico y territorial; también aspiran a
influir en la política local. Controlar municipios es una táctica crucial para consolidar su
poder, una postura compartida por el investigador Gerardo González, del Colegio de la
Frontera Sur. En una entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva, González afirmó que
los grupos delictivos buscan controlar tanto la frontera como los municipios. Además, el
reclutamiento de jóvenes es otro factor crítico, utilizado para fortalecer sus filas y
perpetuar su dominio.
LA CRISIS POLÍTICA: RENUNCIAS MASIVAS EN CHIAPAS
El entorno de violencia en Chiapas ha tenido un impacto directo en la política local. El
Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) de Chiapas documentó la renuncia
de 515 personas que aspiraban a ocupar cargos en la administración pública. Este éxodo
masivo refleja el clima de inseguridad y el temor generalizado entre los ciudadanos que
buscan participar en la vida política del estado.
LA RESISTENCIA DE LA COMUNIDAD Y LA ESPERANZA DE UN FUTURO MEJOR
A pesar del asedio del crimen organizado y la violencia que azota la región, las
comunidades de Chiapas continúan resistiendo. Organizaciones civiles, activistas y la
población en general luchan por recuperar la paz y la seguridad en sus municipios. La
colaboración entre los gobiernos locales, el federal y las organizaciones internacionales es
crucial para enfrentar esta crisis y ofrecer un futuro más seguro y próspero para los
habitantes de Chiapas.
El descubrimiento de barita en el municipio chiapaneco es solo un elemento más en el
complejo entramado de conflictos y violencias que caracterizan la situación en la región.
La lucha por los recursos naturales, el control territorial y la influencia política son
dinámicas que configuran un escenario desafiante, donde la vida cotidiana se ve
constantemente amenazada.
Chiapas se encuentra en una encrucijada crítica. Mientras el estado se prepara para las
elecciones gubernamentales, enfrenta el desafío monumental de combatir la influencia de
los grupos criminales y restaurar la seguridad para sus ciudadanos. La lucha entre células
delictivas es solo una manifestación de un problema más profundo: la debilidad del Estado
y la falta de oportunidades económicas que dejan a las comunidades vulnerables al
control criminal.
El próximo gobernador de Chiapas tendrá la tarea monumental de no solo gobernar un
estado, sino de recuperar la paz y la seguridad en una región clave para el crimen
organizado en México. La esperanza de los chiapanecos radica en una gestión que pueda
confrontar el poder de los organizaciones delictivas y trabajar hacia un futuro más seguro
y próspero para todos sus habitantes.