De principio a fin, Xóchitl enfrentó una campaña llena de tropiezos en la que tuvo que lidiar con desprestigio
PORTAVOZ/AGENCIAS
Los resultados de Xóchitl Gálvez Ruiz no son solo de ella como candidata. Se trata del rechazo de millones de mexicanos a las fuerzas políticas que gobernaron este país durante décadas: los partidos Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI) así como contra el empresario que los unió en alianza, Claudio X. González Guajardo.
Los resultados del Conteo Rápido del Instituto Nacional Electoral (INE) muestran que Gálvez obtuvo entre 26.6 y 28.6 por ciento de los votos, y Claudia Sheinbaum, entre 58.3 y 60.7 por ciento. Mientras que el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) señala, con corte a las 00:30 horas del 3 de junio, que la candidata del PRI y PAN tiene 29.69 por ciento de los votos; y la de Morena 57.44 por ciento.
La de Gálvez Ruiz fue una campaña atropellada de inicio a fin. De hecho, apenas una hora después de cerradas las casillas la senadora con licencia se dio por ganadora de la elección mientras que las encuestas de salida mostraban otros resultados.
Pero así fueron los meses en los que Xóchitl se vio como presidenta de México.
Xóchitl Gálvez fue, en junio de 2023, una esperanza para la oposición. Aquella mañana que decidió ir a tocar la puerta de Palacio Nacional solicitando al presidente Andrés Manuel López Obrador un derecho de réplica. La foto se hizo viral y analistas, periodistas y políticos comenzaron a hablar de un “fenómeno Gálvez” derivado de una frescura y espontaneidad de la “política del huipil”.
Meses después, la alianza del PRIANRD —y para estar acorde al proceso de Morena— inició con la elección de quien sería su candidato presidencial. Se inscribieron Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Beatriz Paredes, pero Gálvez era la predilecta, lo que quedó demostrado cuando uno a uno de los más de 10 aspirantes a la candidatura de la oposición se fueron bajando.
La última en caer fue Beatriz Paredes, quien le reconoció el triunfo a Xóchitl por los resultados de una encuesta, con lo que se canceló la consulta ciudadana que se realizará cinco días después. Sin más, Xóchitl fue nombrada candidata.
El cargo la puso en el ojo público y las dudas sobre su patrimonio quedaron expuestas. High Tech Services S.A. de C.V. y Operación y Mantenimiento de Edificios inteligentes S.A. de C.V. (OMEI), fueron la nota del 13 de julio de 2023. El presidente Andrés Manuel López Obrador publicó en su mañanera la lista de contratos que ambas empresas, que son de Xóchitl Gálvez, habían ganado de 2015 hasta 2023.
Desde entonces y hasta luego del primer debate presidencial, las dudas respecto a sus empresas se acumularon, debido aque el deslinde de ella con sus dos empresas ha sido constante, aunque a la par sirven para que la candidata del PRI-PAN-PRD hable de su experiencia como empresaria exitosa.
El pasado 7 de abril, Claudia Sheinbaum dijo que Xóchitl Gálvez no declaró sus empresas cuando fue funcionaria pública. Ella respondió que OMEI no era de ella, “sino la empresa de mi esposo”, lo que revive toda la serie de dudas al respecto, puesto que de entrada, ella es la apodera de dicha empresa, de acuerdo con los datos del Registro Público de Comercio y sus múltiples declaraciones patrimoniales.
SinEmbargo documentó cómo la candidata de la oposición no ha declarado a sus empresas como conflictos de interés a pesar de trabajar en el servicio público y cómo hay irregularidades sobre las acciones que pertenecen a ella, pero que asegura, son ya de su hija mayor, Diana, quien –también documentado por este medio digital– tiene dos actas de nacimiento activas.
A la par que Xóchitl Gálvez iniciaba su carrera en la política,se desarrolló su actividad empresarial enfocada al mismo giro: consultoría, ingeniería y servicios integrales en edificios.
Y las dos son empresas familiares. Están inmiscuidos diversos integrantes de los Gálvez, su esposo Rubén Sánchez y los dos hijos de la candidata presidencial, Diana y Juan Pablo.
En el primer debate presidencial, Claudia Sheinbaum hizo comentarios sobre las dos empresas de Xóchitl. Habló sobre la ausencia de estas en sus declaraciones patrimoniales y de irregularidades en los contratos.
En el caso del INAI, los contratos que ya son públicos, se celebraron para dar servicios de mantenimiento predictivo, preventivo y correctivo a las instalaciones, maquinaria y equipos del Instituto. Los seis contratos otorgados a OMEI son por 17 millones 019 mil 331 pesos, de acuerdo con los contratos ubicados en la Plataforma Nacional de Transparencia.
Aunado a eso, el INAI informó que tiene registro de otro contrato pero con High Tech Services durante 2012, sin embargo, este contrato no es público.
Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, dio a conocer –posterior al debate– que OMEI y High Tech Services compitieron entre sí, en dos ocasiones, para obtener contratos gubernamentales.
Mientras esas historias se desarrollaban, en los números, Gálvez nunca logró despegar; al menos en la medición de Enkoll siempre se mantuvo entre el 30 y 33 por ciento de las preferencias. No más.
Ese primer debate le provocó críticas de los suyos y en respuesta para el segundo encuentro entre candidatos se generó mucha expectativa sobre que “por fin saldría la verdadera Xóchitl”; ella dijo que escogería su vestimenta y no usaría lo que le recomendaran.
Pero sí hizo caso de un consejo y se popularizó el famoso “go negative”, del excanciller Jorge Castañeda, que era, en pocas palabras, jugar sucio en el debate y romper las reglas de este.
Y en el segundo debate apareció con huipil y cartulinas de “Claudia Miente” e hizo muecas y señas. Para el tercero fue lo mismo. Los números para Xóchitl siguieron igual. Castañeda dijo que el “go negative” se hizo, pero no tuvo el efecto esperado.
Entre los últimos esfuerzos estuvo el de presumir la encuesta de Massive Caller que era la única que la colocaba a ella arriba en las preferencias, pero salió a la luz un video de años atrás en la que ella misma aseguró que esa encuesta ponía arriba a quien le paga.
El otro esfuerzo fue el de los intelectuales, que después del tercer debate publicaron un desplegado en apoyo a la candidata. Pero ese esfuerzo también se vio empañado cuando Héctor Aguilar Camín, líder de este grupo, le dijo a la periodista de SinEmbargo Montserrat Antúnez, que este apoyo a Xóchitl era en respuesta a los “apapachos” del pasado.