Las familias rescatadas fueron trasladadas a diversos albergues temporales en el estado
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En un escenario de violencia y desesperación, los habitantes de Tila, un municipio en la Sierra norte de Chiapas, han sido testigos de una escalada de ataques que amenaza su seguridad y sus hogares. En medio de este caos, un vecino de la cabecera municipal narraba su experiencia a este diario. “Sobrevivimos de milagro”, decía el miércoles por la mañana. “Las detonaciones empezaron como a las 20:00 del martes, se escuchaban ráfagas en varios puntos de la cabecera, tanto en la periferia como en partes del centro. Se oían también gritos, aunque desconocíamos quiénes eran. Por el Facebook empezaron a decir que había gente armada en el centro. Luego empezaron a quemar casas”, relataba.
En un esfuerzo coordinado por las autoridades de Chiapas, más de cuatro mil personas fueron rescatadas del municipio de Tila, Chiapas, donde se habían refugiado para escapar de la violencia del crimen organizado. La Fiscalía General del Estado (FGE), a través de la Fiscalía de Justicia Indígena, reportó la detención de seis personas por su probable responsabilidad en los delitos de Resistencia de Particulares y Portación de Arma de Fuego Sin Licencia, tras un operativo realizado la noche del 8 de junio de 2024.
Durante el operativo, elementos de la Policía de Investigación, Policía Estatal Preventiva, la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) se encontraban realizando patrullajes preventivos en las calles Abasolo y Manuel Ávila Camacho. Fue entonces cuando se toparon con seis hombres, cinco de ellos cargando costales. Al realizar una revisión, encontraron en el interior de los costales tres escopetas de manufactura hechiza, una pistola de manufactura artesanal y cartuchos organizados.
Los detenidos fueron identificados como Manuel “N” de 62 años, David “N” de 32 años, Samuel “N” de 38 años, Pedro “N” de 27 años, José “N” de 47 años y Manuel “N” de 26 años. Fueron puestos a disposición del Fiscal del Ministerio Público para determinar su situación jurídica en las próximas horas.
El operativo no se limitó a la detención de estos individuos. La FGE informó que el grupo interinstitucional inspeccionó 17 inmuebles que habían sido incendiados, entre los cuales se encontraban casas habitación y negocios. Durante estas inspecciones, se localizaron los cuerpos sin vida de Felipe “N”, de 41 años, y un menor de 16 años cuya identidad se mantiene resguardada. Además, fueron inspeccionados 21 vehículos de diferentes marcas y modelos, los cuales también habían sido incendiados y vandalizados.
Las familias rescatadas fueron trasladadas a diversos albergues temporales en el estado. Las autoridades de Protección Civil entregaron colchonetas, cobertores, kits de aseo personal y agua embotellada a los desplazados por la violencia. Algunos de estos albergues se ubicaron en ejidos del mismo municipio de Tila y otros en regiones cercanas, como el Estadio Monumental de Petalcingo.
La violencia en Tila se atribuye a la disputa entre bandas delictivas por el control de la plaza. Los grupos conocidos como Los Autónomos y Los Karma están involucrados en una pugna que incluye el cobro de piso a los habitantes para permitirles vivir en sus hogares. En mayo de 2024, un grupo de sujetos armados expulsó al personal del Ejército que estaba desplegado en Tila, según testimonios de la población
Los Autónomos se presentaban anteriormente como afiliados al movimiento zapatista, mientras que Los Karma es una célula formada en 2020, asentada principalmente en la localidad de Sañoja, a pocos kilómetros de Tila. La presencia de sujetos armados interrumpió las festividades del Corpus Christi el 4 de junio, obligando a las familias a refugiarse en sus hogares para evitar las rondas de vigilancia y disparos al aire realizados por los encapuchados.
Tila es un municipio de la zona norte del estado de Chiapas, colindante con Tabasco, y hogar del pueblo originario chol. Es conocido por su santuario religioso dedicado al Señor de Tila, un Cristo Negro que atrae a miles de devotos cada año, generando una significativa derrama económica en la región. Sin embargo, desde hace algunos años, dos grupos armados locales se disputan el control del municipio y sus comunidades vecinas.
Este testimonio cobra mayor relevancia al saber que, posteriormente, los criminales incendiaron su propia vivienda el mismo miércoles en la noche. Tanto él como su hermano lograron huir de las llamas. Para entonces, explicaba, los atacantes habían cortado las torres de la electricidad, dejando a la comunidad en penumbra. “La situación sigue tensa y aún estamos en el abandono, no sabemos qué vaya a pasar en las próximas horas”, declaraba el jueves. “Es lamentable ver esta saña, un coraje… No he entendido cuál es el motivo de que quieran hacer esto contra la población en general. Casi nos queman vivos”, añadía.
Como explicaba este diario la semana pasada, la complejidad del conflicto en Tila, donde el 98 por ciento de sus 83 mil habitantes vive en condiciones de pobreza, es máxima. A estas alturas, resulta difícil identificar el grupo al que pertenecen los atacantes, menos señalar su filiación. Una larga batalla por 130 hectáreas de terreno figura en el origen de un conflicto que dura décadas, pero que se ha recrudecido desde el segundo semestre del año pasado, con ataques como los de estos días y asesinatos de líderes comunales, caso de Carmen López, integrante del Consejo Nacional Indígena, en enero.
La lucha por la tierra es el hilo conductor de este conflicto. Por un lado, está el ejido de Tila, territorio comunal y parte del municipio. Los ejidatarios, sus hijos y nietos son los principales actores de esta fracción. En el ejido viven además avecindados, población sin derecho a tierra, pero que ha echado raíces allí. Del otro lado están las autoridades municipales y el poder que detentan, intermediarios durante años de los programas sociales del Gobierno, primero con el PRI y luego con el Partido Verde. Ambas partes pelean por esas 130 hectáreas, donde funcionaba el palacio de Gobierno municipal hasta 2015, cuando los ejidatarios expulsaron a los funcionarios.
Esta pelea por la tierra se ha ramificado en otras disputas difíciles de desentrañar, con escisiones internas entre los ejidatarios y el poder político siempre al acecho. “El Partido Verde también es el gran causante de lo que pasa aquí, al perpetuarse en el poder por más de ya casi 20 años”, comentaba el vecino entrevistado. “La mayoría de la población no somos afines a ellos, por lo mismo de tener en abandono a la cabecera. Muchos pobladores estamos hartos de que ese mismo partido y el ayuntamiento no provean ni los servicios básicos de luz, agua potable, recolección de basura, pavimentación, etcétera”, señalaba.
La situación en Tila refleja una combinación de factores que han llevado a esta crisis: la lucha histórica por la tierra, el abandono gubernamental, y la perpetuación de un partido político en el poder que, según los habitantes, no ha cumplido con sus responsabilidades. Este panorama desolador ha dejado a la comunidad en un estado de incertidumbre y miedo, sin saber qué les deparará el futuro.
Mientras tanto, los habitantes de Tila siguen buscando respuestas y una solución a este conflicto que ha marcado sus vidas por generaciones. La desesperación y el coraje se mezclan con la esperanza de que algún día, las autoridades tomen medidas efectivas para restaurar la paz y el orden en este municipio asolado por la violencia y el abandono.
El reciente operativo en Tila es un paso significativo en la lucha contra el crimen organizado en la región. La colaboración entre diversas fuerzas de seguridad y la Fiscalía General del Estado ha permitido el rescate de miles de personas y la detención de individuos armados, enviando un mensaje claro de que no se tolerará la violencia que amenaza la paz y seguridad de los habitantes de Tila. Sin embargo, la situación en Tila sigue siendo delicada, y las autoridades deberán continuar trabajando en conjunto para garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos.