Juan Pablo Zárate Izquierdo
Aunque el proceso electoral nacional sigue aún su curso, pues ahora que el Instituto Nacional Electoral ha cerrado la etapa de cómputo de resultados de la elección, corresponde al Tribunal Electoral resolver las impugnaciones de partidos y candidatos.
Las salas regionales y Superior tienen hasta antes del próximo 23 de agosto para resolver los recursos contra resultados al Congreso y hasta el 6 de septiembre para validar la elección presidencial.
Será entonces hasta el 6 de septiembre que Claudia Sheimbaum quede en firme como presidenta de México y se publique el bando presidencial respectivo, aunque ya se sabe que eso es (ahora sí) solo un trámite.
Lo interesante de los resultados del 2 de junio y ante tanto asombro y, también tantas formas de buscar los “por qués” fue de esa forma abrumadora y apabullante que el Partido Morena obtuvo un triunfo por amplio margen, vale la pena analizar el uso de los medios de comunicación, tanto los tradicionales como las famosas redes sociales para encontrar alguna que otra respuesta que nos indique un panorama.
Todos los partidos políticos implementaron su estrategia de marketing político para captar votos, en un tanto con sus propios seguidores, en otro por conquistar adeptos y en otros más por restarle votos a sus contrincantes.
Hubo quien solamente orientó su marketing hacia un sector de la población, como el caso de Jorge Álvarez Máynez, quien aprovechó los medios virtuales para dirigirse únicamente a los jóvenes, obteniendo resultados muy favorables para su partido, Movimiento Ciudadano.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2021, del INEGI, de las personas jóvenes, 91.5 por ciento (35.3 millones) es usuaria de Internet.
Del total de hombres jóvenes, 92.2 por ciento (17.7 millones) emplea dicha tecnología; en el caso de las mujeres, 90.8 por ciento(17.6 millones) la usa.
De los 35.3 millones de jóvenes que utilizan Internet, 33.9 millones (96.1 por ciento) interactuaron en las redes sociales. Las más populares fueron: WhatsApp (31.3 millones), Facebook (30.7 millones), Instagram (17.1 millones), Messenger (14.7 millones) y YouTube (12.2 millones).
Su mensaje entonces tuvo canales muy selectivos para dirigirse a ese sector.
En el caso de la candidata Xóchitl Gálvez y ahora ante el asombro y la pregunta del “¿Qué pasó el 2 de junio?”, pues las redes sociales parecían inundadas en apoyo a ella (se hablaba incluso en muchas plataformas que ella ganaba en redes sociales frente a sus opositores), el día de las elecciones no obtuvo los votos suficientes para ganar.
Y sí, pudieron estar las redes sociales volcadas hacia ella; sí, pudieron las redes sociales -incluso toda la Internet- darle su apoyo, pero no fue lo suficiente.
Según esta misma Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares, en su estudio 2022, determinó que el grupo de edad que concentró el mayor porcentaje de personas usuarias de Internet fue el de 18 a 24 años, con una participación de 95.1 por ciento. Siguieron los grupos de 25 a 34 años y de 12 a 17 años, con 92.8 y 92.4 por ciento, respectivamente: la diferencia fue de apenas 0.4 puntos porcentuales entre ambos grupos de edad. En cuarto lugar, se ubicó el grupo de las y los usuarios de 35 a 44 años, quienes registraron 87.1 por ciento. El grupo de personas que menos usó Internet fue el de 55 o más años, con una participación de 47.6 por ciento.
Ya el Gabinete de Comunicación Estratégica en México había advertido que los internautas mexicanos son mayoritariamente de clase media baja (47.7 por ciento), les siguen los de clase media alta (27.7 por ciento) y los de clase baja (23.3 por ciento). Solo el 1.3 por ciento de los internautas son de clase alta.
De allí se puede deducir entonces que sí, aunque las redes sociales inundaron un apoyo hacia una candidatura, no fue lo suficiente para obtener el triunfo.
Y es que el canal para el mensaje en las votaciones, quedó en claro que no solo se ubica en las redes sociales y que existe un amplio sector de la población, a las que no les llega cualquier mensaje a través del mismo, que pueda cambiar la manera en que se gobierna en México (si eso buscaban los opositores).
El Instituto Federal de Telecomunicaciones, comunicó a finales del año pasado, según la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales (ENCCA) edición 2023 que En México, 75 por ciento de las personas consumen contenidos audiovisuales en TV abierta, y solamente 54 por ciento en plataformas por Internet.
El 75 por ciento de los encuestados señalaron ver canales de televisión abierta y prefieren sintonizar noticiarios. El consumo de estaciones de radio es de 35 por ciento de las personas entrevistadas, quienes destinan para ello tres horas promedio al día. El consumo de canales exclusivos de televisión de paga se ubica en 23 por ciento.
Lo que indica un alto porcentaje de personas hacia donde las ondas de radio y de televisión aún son más de las que pueden pagar redes sociales.
Por ello, basta poner mucha atención en los medios de comunicación tradicionales, sobre todo en un país como México, en el que, la población mayoritaria carece aún de oportunidades en destinar parte de su dinero en pago de Internet, redes sociales y toda la plusvalía que la tecnología puede otorgar.
Ahí estriba la importancia del análisis de estas elecciones presidenciales, en el que servirá bien analizar todo dato en cuanto a estrategias de marketing político en lo futuro, pues si se pensaba que todo estaba bien en las redes sociales y con ello bastaba generar la posibilidad de cambiar cosas, no, no fue así.