Advierten que el incremento tarifario es necesario para sostener sus operaciones, a pesar de la desaprobación ciudadana
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
En un contexto de encarecimiento generalizado, los transportistas asalariados alzaron la voz para expresar su descontento. A pesar de que los precios de los combustibles han aumentado hasta un 400 por ciento en los últimos 20 años, las tarifas de transporte público no han seguido el mismo ritmo de crecimiento. Esta disparidad ha generado una presión económica insostenible para quienes dependen de esta actividad para su subsistencia.
En 2004, el precio de la gasolina magna era de 6.21 pesos por litro. Hoy, el precio ha escalado a 24.35 pesos, un incremento notable que no ha sido acompañado por una subida proporcional en las tarifas del transporte. Los transportistas argumentan que, en los últimos ocho años, el precio del pasaje ha pasado de seis a ocho pesos, un aumento que consideran insuficiente frente al alza de los costos operativos, incluyendo el precio del petróleo y las refacciones para las unidades.
Este problema se agrava aún más al considerar una de las promesas de la actual administración durante su campaña presidencial en 2018. El jefe del ejecutivo aseguró que los precios de la gasolina no subirían, sin embargo, la realidad ha sido diferente. Ambas gamas de combustibles en México y la entidad han sufrido modificaciones en sus costos, lo que repercute en el bolsillo de los transportistas.
Los conductores de transporte público, compartieron sus dificultades. Ellos son los más afectados por esta situación, puesto que tienen un consumo alrededor de 50 litros de gasolina para sus unidades al día. El incremento en los precios de la gasolina y del mantenimiento de las unidadesha mermado aún más sus ingresos.
Ante este escenario, los transportistas han solicitado un incremento en la tarifa para 2024. Aunque reconocen que esto podría generar molestia entre la población, consideran que es una medida necesaria para equilibrar sus finanzas y poder continuar ofreciendo sus servicios. La situación exige una solución que contemple tanto las necesidades de los trabajadores del transporte como la capacidad de pago de los usuarios. Es un llamado urgente a las autoridades de Chiapas para que tomen cartas en el asunto y busquen un balance justo y sostenible.