Pandilleros modifican su apariencia para no ser identificados y delinquir en ciudades fronterizas
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Con el endurecimiento de las políticas en El Salvador, muchos pandilleros de la Mara Salvatrucha han buscado refugio en la ciudad de Tapachula, donde buscan pasar desapercibidos para operar en la clandestinidad. Una de sus estrategias es borrar los tatuajes distintivos que los identifican como miembros de esta organización criminal.
A pesar de los esfuerzos por ocultar su identidad, las autoridades locales han registrado un aumento en la presencia y actividad de la Mara Salvatrucha en la ciudad. Según informes de la Fiscalía del Inmigrante y el Instituto Nacional de Migración (INM), se han realizado aseguramientos de pandilleros, lo que afirma que la presencia de la pandilla no ha pasado desapercibida.
Los pandilleros, conocidos como “mareros”, han encontrado en Tapachula un entorno propicio para operar debido a la relativa falta de atención policial hacia su presencia. Aunque algunos han optado por borrar sus tatuajes para evitar ser identificados, la mayoría continúa siendo una amenaza para la seguridad y el bienestar de la comunidad.
La adaptación de la Mara Salvatrucha a su nuevo entorno refleja el desafío de seguridad en Tapachula. Las autoridades locales han tenido que intensificar sus esfuerzos para detectar y combatir la presencia de esta organización criminal, puesto que brindar seguridad y orden en la ciudad es prioritario.
Factores como la pobreza, la falta de oportunidades y la debilidad institucional contribuyen a la vulnerabilidad de las comunidades locales frente a la influencia de grupos delictivos, estos últimos destacan por efectuar trata de personas, extorsiones, narcomenudeo y asesinatos.
Por otro lado, la colaboración entre las autoridades mexicanas y salvadoreñas es esencial para abordar de manera efectiva el problema de la migración de pandilleros entre ambos países.
La lucha contra dicha pandilla a en Tapachula requiere un enfoque integral que combine medidas de seguridad con estrategias de prevención del delito y programas de desarrollo comunitario. Solo mediante un esfuerzo conjunto y coordinado se podrá garantizar la paz y la seguridad en la ciudad.