Piden intervención de autoridades para asegurar que se respeten los derechos laborales y humanos dentro de la institución
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
El Sindicato de Trabajadores del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (STCEPCACH) denunció a la titular de Coneculta, Maritza Maranto Zepeda. En su comunicado, los trabajadores aseguraron que son víctimas de hostigamiento laboral y violaciones a sus derechos humanos, acusaciones que involucran al departamento jurídico y de recursos humanos. Este conflicto, que pone de manifiesto una serie de tensiones internas, amenaza con desestabilizar la estructura de la institución.
Las denuncias señalaron que a los trabajadores se les ha impedido ejercer sus derechos sindicales. El sindicato acusó a Maranto Zepeda de usar tácticas autoritarias, lo que ellos denominan la “Ley del garrote”, para mantener el control, en lugar de basarse en una gestión justa y competente. Estas prácticas, según los trabajadores, no solo son ilegales, sino que también atentan contra los principios fundamentales de Coneculta.
A pesar de la gravedad de las acusaciones, la institución ha guardado silencio, sin emitir ninguna respuesta oficial. Esta omisión es interpretada por muchos como una falta de transparencia y un intento de evitar la rendición de cuentas. La ausencia de una postura clara por parte de la administración no solo agrava la problemática, sino que también aumenta la desconfianza y la incertidumbre entre los empleados.
Esta no es la primera vez que Maranto Zepeda protagoniza un escándalo. En 2023, ya había enfrentado acusaciones por despidos injustificados y denuncias legales, lo que sugiere un patrón de conducta problemática. Las críticas hacia su gestión ponen en duda la capacidad de Coneculta para cumplir con su misión de promover y preservar la cultura en Chiapas.
El conflicto actual podría tener consecuencias de largo alcance para la comunidad cultural del estado. Si las denuncias de hostigamiento y violación de derechos no son abordadas de manera adecuada, Coneculta corre el riesgo de perder la confianza y el apoyo de los artistas y trabajadores culturales.