La colaboración entre autoridades, organizaciones civiles y comunidad, es esencial para encontrar soluciones sostenibles
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
El crecimiento descontrolado de Tuxtla Gutiérrez ha agravado la problemática de los asentamientos irregulares y la deforestación, poniendo en riesgo tanto los ecosistemas naturales como la calidad de vida de sus habitantes. Desde la duplicación de la población entre 1992 y 2009 hasta el aumento del 16 por ciento del crecimiento urbano sobre el Área Natural Protegida del Parque Nacional Cañón del Sumidero, la ciudad enfrenta un desafío urgente en la planificación territorial y la gestión ambiental.
La pérdida acelerada de cobertura forestal, especialmente en el Cerro Mactumactzá y sus alrededores, es un indicativo preocupante de cómo el cambio de uso de suelo altera los paisajes naturales. Los incendios forestales intensifican esta situación, siendo Tuxtla Gutiérrez el lugar número uno en pérdida acumulada de hectáreas debido a estos eventos, según datos del programa estatal para el manejo del fuego.
La falta de regularización de la tenencia de la tierra ha permitido la ocupación ilegal en zonas con vocación forestal y de conservación ecológica, como el Zapotal y el entorno del Libramiento Norte. Esta situación no solo compromete la integridad de los ecosistemas locales, sino que también contribuye a problemas de acceso al agua potable y a la calidad del aire, lo que afecta la salud y el bienestar de los residentes.
El presidente de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales del Congreso del Estado, Marcelo Toledo Cruz, destacó la urgencia de regularizar la tenencia de la tierra y contener la expansión urbana hacia áreas protegidas. Propuso revisar el decreto del Parque Nacional Cañón del Sumidero para adecuar sus límites y asegurar una gestión sostenible de los recursos naturales, sin la intervención de actores políticos y de desarrollo.
Es crucial implementar un plan integral que promueva la reforestación, la regularización territorial y la educación ambiental. Esto no solo ayudará a restaurar los ecosistemas afectados, sino que también fortalecerá la resiliencia de la ciudad frente a los impactos del cambio climático y la urbanización descontrolada.