Sarelly Martínez Mendoza
De las pasadas elecciones hay datos interesantes, no solo por el descalabro de los partidos tradicionales, sino por el porcentaje de votos obtenido por elgobernador electo.
Eduardo Ramírez Aguilar, de la Coalición Seguiremos Haciendo Historia, es el candidato más votado de Chiapas en el siglo XXI al conseguir un millón 866 mil 190 votos.
Porcentualmente, colocó la cifra muy alta, con el 79.2 por ciento de la cantidad total de votos. Manuel Velasco recibió en su momento 67.14 por ciento; Pablo Salazar, 51.5 por ciento; Juan Sabines, 46.98 por ciento, y Rutilio Escandón Cadenas, 39.08 por ciento.
La cifra es, asimismo de récord, aunque por supuesto,con un padrón que se ha duplicado en 24 años: mientras que en el año 2000 acudieron un millón 40 mil 407 ciudadanos, en esta ocasión, lo hicieron dos millones 353 mil 571 sufragantes.
Con esa consideración habría que ver el millón 866 mil 190 votos obtenidos por Eduardo Ramírez Aguilar, el millón 343 mil 980 votos de Manuel Velasco, los 922 mil 111 votos de Rutilio Escandón, los 553 mil 270 votos de Juan Sabines y los 535 mil 860 votos de Pablo Salazar.
En todos los sentidos, tanto porcentualmente como por número de votos, el triunfo de Eduardo Ramírez ha sido abrumador. La distancia, además, entre sus oponentes es apabullante, con un millón 582 mil 258 votos.
El gobernador electo llegará a Palacio con esa legitimidad incuestionable emanada de las urnas, lo que le permitirá hacer los enroques y proyectar los cambios que considere necesarios para la transformación de Chiapas.
Podría hacerlo sin la búsqueda de diálogo, pero ha dado señales que su estrategia es la conciliación y la suma de esfuerzos. Por eso se ha reunido con actores políticos de oposición para invitarlos a participar en la construcción de un Chiapas nuevo, que dé paso por fin al bienestar generalizado.
La tarea más urgente es, por supuesto, lograr la pacificación del estado. No es para menos, hoy la entidad es materia prima para los noticiarios y portales informativos por los enfrentamientos entre grupos delincuenciales. La principal demanda y preocupación de los habitantes, en un 60 por ciento, es el retorno a las horas serenas, que ha sido el fin supremo del himno chiapaneco.
El gobernador electo desarrollo estrategias parabrindar seguridad a los habitantes rodeados de las violencias, y ofrecer condiciones de bienestar y de desarrollo personal a los hombres y mujeres de todas las regiones de Chiapas.
La violencia que tiñe a algunas regiones ha imposibilidad que se hayan desarrollado los comicios en Chicomuselo y Pantelhó, y es posible, que también por esa sensación de inseguridad haya disminuido la participación ciudadana: mientras que en 2018 votó el 68.7 por ciento del padrón, en esta ocasión fue el 59.6 por ciento. Es decir, 9.1 por ciento menos, algo así como 355 mil ciudadanos que debieron acudir a las urnas y prefirieron no hacerlo.
El PRI, PAN y PRD se desdibujaron. En 2018, obtuvieron 694 mil 948 votos, pero en esta ocasión solo alcanzaron 283 mil 932, que fueron 411 mil 16 votos efectivos menos. La presencia conjunta de estos partidos se redujo el 59.1 por ciento. Mal negocio en solo seis años. El PRI obtuvo en esta ocasión 171 mil418 votos; el PAN, 82 mil 669 votos y el PRD, que perdió el registro, 29 mil 845 sufragios.
Las cifras de las elecciones son muy alentadoras para el partido en el poder y sus aliados, y sumamente pesarosas para la oposición, que debe trazar nuevas rutas e incorporar a actores de la sociedad civil si desea seguir en el escenario político.