Dicho municipio vive un clima de inseguridad ante el hostigamiento criminal; piden intervención
de autoridades
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
En Tapachula, el resurgimiento del temor entre los empresarios ha puesto de manifiesto una
preocupante realidad: el regreso de las extorsiones y el cobro de piso por parte de delincuentes.
Este fenómeno, que había azotado con anterioridad al sector transporte, ahora se expande hacia
los comercios locales, con más de 20 establecimientos ya afectados en las últimas semanas. La
táctica consiste en dejar un teléfono celular para exigir pagos semanales bajo la amenaza de
violencia o incluso muerte si se rehúsa.
La situación recuerda un episodio en el que cerca de 400 transportistas vivieron bajo la constante
presión de pagar cuotas mensuales significativas. Este “impuesto” ilegal no solo afecta las finanzas
de los comerciantes, sino que también pone en riesgo la estabilidad y seguridad de sus familias. La
demanda de protección, vendida por criminales, impone un costo tanto económico como
emocional a aquellos que solo buscan operar sus negocios en paz.
Los empresarios de la zona fronteriza con Guatemala claman por acciones inmediatas y efectivas
de las autoridades. La necesidad urgente de operativos de inteligencia y estrategias policiales es
crucial para desarticular estas redes criminales. Además, se destaca la importancia de imponer
sanciones severas que disuadan a los delincuentes y fortalezcan la confianza de los comerciantes
en el Estado de Derecho.
El Gobierno debe demostrar que está comprometido en proteger a quienes contribuyen al
desarrollo económico de la región. La falta de acción podría no solo perpetuar el clima de
inseguridad, sino también desalentar futuras inversiones y afectar la imagen y el crecimiento de
Tapachula como centro comercial y fronterizo.
La lucha contra la extorsión y el cobro de piso no solo requiere de fuerzas de seguridad activas,
sino de una cooperación decidida entre autoridades y comunidad empresarial para fortalecer la
resiliencia frente a estas amenazas.