Sin caminos adecuados, los habitantes deben caminar kilómetros para acceder a transporte, alimentos y atención médica
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Las zonas medias y tal de Tapachula, experimenta una realidad de abandono que ha perdurado por más de 40 años. Estas áreas, formadas por más de 200 comunidades asentadas en las faldas del Volcán Tacaná y hogar de 140 mil habitantes dedicados a la producción de café, son un testimonio de la desatención de los tres órdenes de Gobierno. Pese a su riqueza natural, estas comunidades han sido sistemáticamente marginadas.
El presidente de la Sociedad Alternativa Rural (SARU), Jorge Velázquez Marcelín, ha sido una voz constante en la denuncia de estas carencias. Destaca que la mayoría de las comunidades carecen de caminos adecuados, lo que no solo dificulta el transporte de sus productos agrícolas, sino que también impide el acceso a servicios básicos como salud y educación.
Las promesas electorales son otra fuente de frustración para los habitantes de estas zonas. Cada periodo de campañas, los candidatos se acercan con promesas de mejorar las condiciones de vida, prometiendo infraestructura, servicios de salud y educación. Sin embargo, una vez en el poder, estas promesas se olvidan, lo que deja a las comunidades en el mismo estado de abandono. Este ciclo de promesas incumplidas ha creado un profundo descontento y desconfianza hacia las autoridades.
Las escuelas en estas comunidades están en condiciones deplorables, sin los recursos necesarios para ofrecer una educación de calidad. La falta de instalaciones médicas adecuadas obliga a los habitantes a hacer largos viajes para recibir atención básica, poniendo en riesgo la vida de muchos. Este rezago no solo afecta el presente de estas comunidades, sino que limita sus posibilidades de desarrollo futuro.
Es imperativo que las autoridades tomen medidas urgentes y efectivas para revertir esta situación. No se trata solo de cumplir promesas electorales, sino de implementar políticas públicas que atiendan las necesidades de estas comunidades de manera sostenible y duradera. La rehabilitación de caminos, la mejora de la infraestructura educativa y sanitaria, y el desarrollo de proyectos son esenciales para que Tapachula deje atrás cuatro décadas de olvido.