Murales en Tuxtla Gutiérrez
Roberto Chanona
Este mural del Maestro Rodolfo Disner Clavería se encuentra en la biblioteca del Centro Cultural Jaime Sabines. Disner era un artista de altas temperaturas porque trabajaba en hornos que alcanzaban desde 700 hasta 1100 grados de temperatura. El elemento principal de este creador era el fuego. Sus materiales, el barro, los óxidos de cobre, de magnesio, hierro negro y los fundentes como silicatos, feldespatos y bórax. A estos elementos les agregaba vidrio reciclado y arena sílice con los que creaba obras maravillosas en mosaicos.
Meditación a Nuestros Orígenes está compuesto de tres mil piezas de tabique de arcilla, decorados con esmaltes, óxidos metálicos, reciclado de vidrio en distintos tonos y horneados a temperaturas de 1050 grados. Esta obra de 63 metros cuadrados representa en su mayoría la fauna de la costa de Chiapas y es sin duda la obra cumbre del maestro Rodolfo Disner, al llevar la cerámica al mural.
Al centro del mural, se encuentra una figura femenina que representa la fuente de la maternidad, el origen del mundo, dando a luz a una carita Olmeca, madre de las civilizaciones mesoamericanas. Al lado izquierdo, observamos una dualidad representativa de la civilización Maya; a esta dualidad, vida y muerte, la acompaña un pulpo simulando las raíces, así como un tocado que va dando vida a un árbol de mangue típico de los esteros. A la derecha, la representación de un sol para describir Tonalá (lugar del sol). El astro nos muestra en sus rayos peces multicolores.
El mural representa tonalidades frescas, que van desde el azul medio y ultramar para el terminado del agua, hasta llegar al ocre, AMARILLO, rojo, marrón, siena, café, negro, gris y diversos verdes que sirvieron para dar tonos contrastantes a los múltiples elementos marinos que lo componen.
Para entender el trabajo del maestro Disner, es importante conocer su búsqueda por más de 30 años para alcanzar el tono dorado en la cerámica. En una entrevista que le realicé hace años en su taller de Tonalá, nos explica en que consiste este fenómeno de la alquimia llamado reducción atmosférica: “Este proceso consiste en bajar el oxígeno dentro del horno a través de la combustión. Se meten al horno bolitas de naftalina, materia orgánica que provoca al consumirse una reducción del oxígeno. A medida que el oxígeno baja, el óxido de cobre y estaño alcanzan tonos como el verde jade, el rojo cobre y el más codiciado de los colores, el oro, búsqueda eterna de los alquimistas”.
Se dice muy fácil, pero al bajarle el oxígeno al tanque, este se vuelve una bomba, que en cualquier momento nos puede estallar. Es por esto, que las reducciones atmosféricas están prohibidas en las escuelas de arte ya sea en San Carlos, o La Esmeralda. Y es triste ver como en algunos libros que han realizado sobre su vida y obra, bellas ediciones, pasó desapercibida esta búsqueda de toda su vida.
Esta búsqueda, en la cual expuso siempre su vida, está plasmada en algunos tabiques del mural, pero sobre todo, en los Cristos Dorados que realizó; son muy raros y muy valiosos. Estas obras son el producto de los experimentos con diferentes cocciones a lo largo de muchos años. Al respecto existe una leyenda china que nos ilustra lo difícil del caso: “había un rey que tenía en el palacio a su servicio un ceramista. Un día, éste le entregó un plato dorado como el oro. El rey al ver aquella pieza maravillosa, le pidió la vajilla. Empezó a trabajar sin éxito. Continuo su esfuerzo sin logar el objetivo. El rey por su cuenta imaginaba que no le quería hacer el encargo, y amenazó con matarlo. El artista desesperado, en la última quema, cuenta la leyenda, se arrojó al fuego. Cuando abrieron el horno en presencia de su majestad, frente a sus ojos, estaba la vajilla dorada.”
Por su parte, Magno Fernades dos Reis nos dice en su artículo Creación y Misterio, estas palabras sobre nuestro mural: “La relación de Disner con el mar se manifiesta como un sentimiento amoroso intenso. Pero este amor consiste en la búsqueda de un conocimiento profundo sobre el objeto amado: el mar. De ahí que el artista sienta la necesidad de contemplar el mar y escuchar sus voces. De la convivencia entre el artista y el mar nació el mural Meditación a Nuestros Orígenes. En la tradición maya el agua era la vida (Dios) y la muerte, por ello un motivo para inspirar al artista a dibujar para el mural. En muchos sentidos el mar es un territorio conocido para Disner. El mar como símbolo de la libertad expresando la vida de los peces y las aves emerge en las investigaciones del artista al realizar los dibujos para el mural.”
Por el momento, solo me gustaría recalcar que el maestro Disner fue un creador que alcanzó con sus Cristos Dorados(reducciones atmosféricas), el anhelado oro que buscaron los alquimistas y una altura pocas veces vista en el arte. Sería de suma importancia que sigamos investigando e irnos quitando de la mente, que era un ceramista cualquiera. No señores, Rodolfo Disner, fue un gran creador que pasó inadvertida su propuesta por ignorancia de nosotros mismos y que sería bueno, en el futuro, se revalorara para devolverle el lugar que le corresponde en nuestro acervo en materia de Arte.