Película ganadora en el último Festival de Berlín del Premio Teddy, que reconoce a lo mejor del cine queer
PORTAVOZ/STAFF
La producción, dirigida por el sueco de ascendencia georgiana, Levan Akin (Al final bailamos) presenta una historia vagamente inspirada en hechos sobre el rechazo al que son sometidas las personas trans en Georgia y en su país vecino, donde transcurre la mayor parte de la historia.
¿DE QUÉ TRATA CAMINOS CRUZADOS?
“Lia, una maestra retirada, prometió averiguar qué le pasó a Tekla, su sobrina perdida desde hace mucho tiempo. Cuando Lia descubre por Achi, un vecino, que es posible que Tekla viva en Turquía, ambos parten para encontrarla. En Estambul descubren una ciudad hermosa, llena de conexiones y posibilidades, pero hallar a alguien que jamás tuvo la intención de ser encontrada resulta más difícil de lo pensado. Hasta que conocen a Evrim, una abogada que lucha por los derechos de la gente trans. A medida que Lia y Achi hilan su camino a través de los barrios marginales de la ciudad, pueden sentir a Tekla más cerca que nunca”.
La película, que también recibió un Premio del Jurado en el Festival de Guadalajara, brinda un vistazo a dicotomías contradictorias entre el odio y el amor, tan dañinas como esperanzadoras, a partir de las búsquedas de Lia (MziaArabuli), Achi (Lucas Kankava) y Evrim (DenizDumanlı).
RAZONES PARA VER CAMINOS CRUZADOS
1. ES UNA HISTORIA DE CONTRASTES Y TRÁNSITOS
Caminos Cruzados parte del viaje de una mujer, Lia, para cumplir la última voluntad de su hermana, recientemente fallecida: encontrar a su hija, Tekla, una chica trans que huyó de Georgia luego de ser rechazada por su familia y que, según el joven Achi, ahora reside en Turquía.
La película, con sus personajes en constante tránsito, presenta varias dicotomías que se enfrentan. Está, claro, la identidad de Tekla, quien transita de un género a otro. Está también, el choque entre Lia y Achi, con perspectivas y estilos diferentes de vida. Sobre estas diferencias, Levan Akin hace un par de anotaciones importantes:
El tránsito de ambos desde Georgia hasta Turquía en esta búsqueda, también hace de Caminos Cruzados un choque de géneros: es, a la vez, una road movie y un misterio. Su viaje, como en buena road movie, ha de transformarlos, pero no sin antes perderse ellos mismos en una sociedad imponente y opresiva, como Tekla.
2. LA VISIBILIZACIÓN DE UNA PRECARIEDAD PLURAL
Con Caminos Cruzados, Levan Akin visibiliza la vulnerabilidad de las personas trans que, si bien es específica de su contexto, tiene muchas similitudes con otras partes del mundo donde persisten los prejuicios en su contra (México no es la excepción). La decisión que el cineasta toma sobre Tekla, en particular, merece seria consideración.
Sin embargo, al situar la historia en Estambul, Akin deja ver los entrecruces entre otras formas de precariedad: Liaes una mujer que está absolutamente sola tras la muerte de su hermana. Achi no tiene perspectivas para el futuro en su país (y no encuentra apoyo en su familia). También hay un par de niños que viven la vulnerabilidad desde el abandono de sus padres.
Sin embargo, el director no es pesimista, dado que ofrece esperanza. “No escogemos las familias en las que nacemos, pero quizá podamos escoger a la gente que se vuelve como familia en nuestras vidas. (…) son todos seres marginales por razones muy diversas. Pero todos encuentran un contexto entre sí”, anota el director. Y los frutos de ese optimismo pueden verse en el personaje de Evrim.