Aumentar sanciones y fortalecer la vigilancia son claves para enfrentar y erradicar dicha mala práctica
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
La región del Soconusco enfrenta una crisis ambiental sin precedentes. Cada año, un alarmante 30 por ciento de los manglares en áreas protegidas desaparecen debido a la tala indiscriminada, según el investigador del Centro de Investigaciones con Visión para Mesoamérica, Vicente Castro Castro. Esta destrucción no solo afecta a los ecosistemas locales, sino que también pone en riesgo la biodiversidad y los medios de vida de las comunidades que dependen de estos bosques costeros.
La inacción de las autoridades ante la tala ilegal es un problema central. A pesar de la evidente devastación, no se han implementado medidas efectivas para detener estas actividades. Castro sugiere que una solución podría ser delegar más poder a los ayuntamientos locales, quienes podrían responder con mayor rapidez y eficacia que las autoridades federales.
Otro factor crucial es la falta de políticas de ordenamiento territorial que regulen el uso del suelo en Chiapas y Soconusco. El crecimiento poblacional y las necesidades agrícolas han transformado el 89 por ciento del paisaje natural, lo que deja solo un 11 por ciento de vegetación intacta. Sin una planificación adecuada, la expansión descontrolada de actividades humanas seguirá destruyendo los recursos naturales.
Además de los desafíos institucionales, la comunidad debe jugar un papel activo en la conservación. Existen mecanismos para denunciar de manera anónima la tala ilegal, y es vital que los ciudadanos se involucren. Sin el apoyo y la vigilancia de la comunidad, las medidas legales y políticas tendrán un impacto limitado.
Enfrentar a los grupos delictivos que se benefician de la tala ilegal requiere un enfoque más agresivo. Castro propone aumentar las sanciones para quienes se dediquen a estas prácticas, esto enviaría un mensaje claro de que la tala ilegal no será tolerada y áreas como La Encrucijada y la Reserva de la Biosfera Volcán Tacaná han sido afectadas. Solo con un esfuerzo conjunto podrá salvar a los manglares del Soconusco de su desaparición.