Este incidente plantea dudas sobre si el recinto, cumple con su labor de proteger a la fauna que alberga
IVÁN LÓPEZ/PORTAVOZ
FOTO: ARIEL SILVA
El reciente fallecimiento de un quetzal en el zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZooMAT) ha planteado serias preguntas sobre la seguridad de las especies en cautiverio. El ave, que vivía en el zoológico, murió después de ser presuntamente atacada por un tlacuache que accedió al recinto a través de una malla rota. Este incidente evidencia que el ZooMAT, en lugar de ser un santuario para especies en peligro, podría ser un riesgo
El quetzal, crucial para la biodiversidad de los bosques nubosos, no solo es víctima de la deforestación y el tráfico ilegal en su hábitat natural, sino que también enfrenta riesgos dentro de los recintos del zoológico. La herida sufrida por el ave, aunque no parecía severa al principio, se agravó hasta provocar su muerte. El hecho de que un tlacuache haya podido entrar sugiere fallos graves en la infraestructura del zoológico, lo que cuestiona la efectividad de sus protocolos de seguridad y mantenimiento.
La situación es aún más alarmante al considerar que el ZooMAT es conocido por su dedicación a la conservación. La pérdida de un quetzal, después de años de cuidadosa reproducción en cautiverio, resalta un fallo en el sistema que debería proteger a estas aves en lugar de ponerlas en riesgo. La infraestructura dañada, como la malla rota, no solo expone a los animales a depredadores externos, sino que también refleja una posible negligencia en la supervisión y el mantenimiento.
Este incidente abre un debate sobre el papel de los zoológicos en la conservación de especies en peligro. Si las instalaciones diseñadas para proteger a estas especies no pueden garantizar su seguridad, surge la pregunta de si están cumpliendo su función. El ZooMAT, en lugar de ser un refugio seguro, podría estar contribuyendo inadvertidamente a la amenaza de extinción de las especies que se esfuerza por conservar.
La muerte del quetzal debe servir como un llamado a la acción para mejorar las condiciones de vida de los animales en cautiverio y reforzar los protocolos de seguridad. Si no se abordan estas deficiencias, el zoológico podría fallar en su misión de protección y conservar dichos especímenes.