Enriqueta Burelo
Hemos compartido con Guatemala, una historia común que nos une, pertenecemos a una región sociocultural con una identidad colectiva, primero por nuestro origen maya y posteriormente por una historia colonial común, procesos similares de independencia y relaciones de intercambio económico, explotación y represión social.
En 1528 arriban los conquistadores españoles al territorio de lo que hoy es Chiapas, provenientes de Guatemala, durante el periodo colonial formamos parte de la Capitanía General de Guatemala, hasta que la provincia de Chiapas se independiza el 28 de agosto de 1821, tras una reunión celebrada por los ciudadanos de Comitán dirigida por Fray Matías de Córdova, y en 1842 lo hizo el Soconusco, posteriormente el 14 de septiembre de 1824, mediante un plebiscito, decide unirse a México y formar parte de este país. Mientras tanto, la actual frontera internacional se fija hasta 1882.
La frontera no ha sido estática e inamovible, al contrario, debemos entenderla como el resultado de un proceso histórico en el que la población establecida en ambos lados de ella no deja de tener contacto entre sí. Sin embargo, la mayoría de las veces, la frontera se concibe como una barrera definida y permanente. Según explica Jan De Vos, esto tiene que ver con una mala traducción del inglés al castellano, pues tanto border como fronter se traducen como sinónimos en castellano, cuando, en realidad, la segunda alude a una barrera ancha, móvil, dinámica e indefinida. Por ello, es diferente hablar de frontera-límite, como línea de separación entre entidades, fijada según criterios geopolíticos, que de frontera-frente, que se refiere a un sistema de expansión en un espacio que se considera “vacío”, ya sea por motivos colonialistas, de producción, etcétera.
La Guerra Civil en Guatemala a principios de los años 80 provocó que miles de guatemaltecos huyeran del país. A partir de 1981 inició el arribo masivo de refugiados guatemaltecos a México. Se estima que alrededor de 46,000 guatemaltecos se refugiaron en distintos asentamientos en el estado de Chiapas, en la frontera de México, particularmente en los municipios de Las Margaritas, La Independencia, La Trinitaria y Frontera Comalapa. También se tiene reporte de personas que llegaron a los municipios de Maravilla Tenejapa, Marqués de Comilla y Benemérito de Las Américas. Esta situación marcó el inicio de las operaciones en México de ACNUR y de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) a finales de 1982.En 1987 comenzaron las repatriaciones hacia Guatemala, aunque fue hasta los Acuerdos de Paz firmados entre 1991 y 1996 que se realizaron los retornos masivos a Guatemala.
Hoy la historia ha dado un giro de 380 grados, el territorio chiapaneco, otrora tranquilo, se ha visto afectado por la guerra entre carteles que han logrado sembrar el terror en diversas poblaciones, donde la vida no vale nada, diría Alfredo Jiménez.
En estos momentos en Chiapas se están viviendo situaciones que parecen salidas de un cuento de terror, nuestro estado que antaño era un territorio tranquilo, se ha transformado en un territorio donde los balazos, secuestros, extorsiones, están a la orden del día, y se dan movimientos de población en dos direcciones, mientras la caravana de migrantes centroamericanos sigue su camino hacia el norte para llegar a Estados Unidos, los pobladores de municipios fronterizos como Mazapa de Madero y Amatenango de la Frontera están huyendo hacia Guatemala.
De acuerdo con las familias afectadas, el temor aumentó cuando los grupos criminales comenzaron a reclutar a jóvenes de las comunidades y por ello han pedido a las autoridades mexicanas que “tomen control” de la zona para poder volver a sus hogares.Ante el ofrecimiento del gobierno mexicano de trasladarlos a un albergue a Tapachula, la respuesta de los refugiados mexicanos fue: “lo que queremos es que manden al Ejército y recupere nuestros pueblos y nuestras cosas”.