Tal situación en Chiapas se agrava con bloqueos continuos y enfrentamientos, lo que afecta la vida cotidiana y economía local
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La violencia desatada por las células delictivas en la región Sierra Fronteriza de Chiapas ha provocado una crisis humanitaria que se manifiesta en una huida masiva hacia Guatemala y el cierre de comercios e instituciones financieras. En Frontera Comalapa, las secuelas de estos enfrentamientos se reflejan no solo en la inseguridad persistente, sino también en el colapso de los servicios básicos y la economía local.
El reciente anuncio del cierre de la sucursal BBVA en Frontera Comalapa ha causado un impacto significativo entre los residentes. La clausura de la sucursal coincide con los intensos enfrentamientos en la zona, lo que ha impedido que los trabajadores lleguen a sus centros laborales y ha forzado a los clientes a buscar alternativas en otros municipios. Este tipo de enfrentamientos también afectaron a las cadenas de supermercados Bodega Aurrerá de la región.
La escasez de productos básicos ha afectado a los habitantes. Los supermercados locales y las tiendas de abarrotes han visto sus anaqueles vacíos, mientras que las opciones para obtener alimentos y productos esenciales se han vuelto cada vez más limitadas. Las dificultades para reabastecerse se agravan por la inseguridad que bloquea las rutas de suministro.
Los habitantes han tenido que improvisar rutas alternas para acceder a servicios financieros y adquirir alimentos. El viaje desde Frontera Comalapa hasta Comitán se ha convertido en una odisea que incluye atravesar Guatemala, con un trayecto que puede tomar entre dos y tres horas. Esta travesía es obligatoria para poder cobrar remesas y comprar productos esenciales.
La situación en la Sierra Fronteriza no muestra señales de alivio, con recientes enfrentamientos entre civiles armados y el Ejército Mexicano, así como bloqueos continuos en la carretera federal 190. La comunidad local se encuentra a la espera de una intervención efectiva que pueda restaurar la seguridad y la normalidad en una región que ha sido devastada por la violencia.