La Iglesia Católica fungido como una voz de conciencia que denuncia la injusticia e inseguridad en sus comunidades
ARGENIS ESQUIPULAS/PORTAVOZ
En un esfuerzo conmovedor por restaurar la tranquilidad y la seguridad en su comunidad, los habitantes del municipio de Huixtla se unieron en una marcha por la paz, marcada por la esperanza y la solidaridad. Esta manifestación tuvo lugar durante los festejos de la Semana de la Juventud, y fue organizada principalmente por la Iglesia Católica local, con la participación activa de la juventud de Huixtla, que decidió alzar su voz contra la creciente ola de violencia que azota su región.
El evento inició en la iglesia de San José y concluyó en la parroquia de San Francisco de Asís, donde los participantes, vestidos con playeras blancas, portando cartulinas y lonas con mensajes de paz, recorrieron las principales calles de Huixtla, conocido como la “Ciudad de la Piedra”. Durante la caminata, las consignas de los manifestantes resonaron en las calles, destacando un mensaje claro: la necesidad urgente de un Chiapas más seguro y pacífico.
Los jóvenes fueron los protagonistas principales de esta marcha, mostrando su rechazo a la violencia y su anhelo de un entorno más seguro y armónico. A lo largo del recorrido, se pudieron observar pancartas que llamaban a la paz, a la unidad y a la justicia, reflejando el sentimiento generalizado de una comunidad que ha sido sacudida por la inseguridad.
Aunque la marcha fue organizada principalmente por la juventud, la participación de adultos y personas mayores también fue significativa. Esta muestra de apoyo intergeneracional subrayó la gravedad de la situación que se vive en la región y la preocupación compartida por el bienestar de todos los habitantes. Las familias caminaron juntas, en un acto que simbolizó no solo la unidad de la comunidad, sino también su determinación de trabajar juntos por un futuro mejor.
El recorrido, que se llevó a cabo en un ambiente de respeto y solidaridad, concluyó con un acto en la parroquia de San Francisco de Asís, donde se elevaron plegarias y se reflexionó sobre la importancia de la paz. Los asistentes, visiblemente emocionados, compartieron momentos de oración y esperanza, reafirmando su compromiso de seguir luchando por la paz en su municipio.
La marcha por la paz en Huixtla no es un hecho aislado; es parte de un creciente movimiento de manifestaciones similares en otros municipios de Chiapas, donde la violencia y la inseguridad han aumentado en los últimos años. El estado ha sido escenario de numerosos actos violentos, incluyendo asesinatos, secuestros y desapariciones forzadas, que han dejado a las comunidades en un estado de constante temor y preocupación.
En esta región, grupos criminales se disputan el control del territorio, lo que ha llevado a un incremento de los enfrentamientos armados, extorsiones y otros delitos graves. Las autoridades locales han enfrentado dificultades para contener la situación, y la población ha comenzado a organizarse para exigir una mayor intervención por parte deGobierno estatal y federal.
La diócesis de Tapachula, bajo cuya jurisdicción se encuentra Huixtla, ha expresado su apoyo a las marchas por la paz y ha instado a las autoridades a tomar medidas más efectivas para garantizar la seguridad de los ciudadanos. En varias ocasiones, los líderes religiosos han señalado la necesidad de un enfoque integral que aborde no solo la violencia, sino también las causas subyacentes que la generan, como la pobreza, la falta de oportunidades y la corrupción.
El obispo de Tapachula, en su homilía durante la misa que cerró la marcha en Huixtla, habló de la importancia de la unidad y la fe en tiempos de crisis. “Hoy, más que nunca, necesitamos ser una comunidad unida, que no solo pida paz, sino que trabaje activamente para construirla. Es nuestra responsabilidad, como ciudadanos y como creyentes, alzar la voz y actuar frente a la injusticia y la violencia”, declaró el obispo.
La marcha en Huixtla se suma a otras manifestaciones similares que han tenido lugar en diversos municipios de Chiapas, como Tila, Altamirano, San Cristóbal de Las Casas y Ocosingo, donde las comunidades también han salido a las calles para exigir paz y justicia.
Recientemente, el municipio fronterizo de Suchiate también fue escenario de una marcha significativa por la paz, en la cual participaron cientos de personas vestidas de blanco. Esta marcha, liderada por el sacerdote Heyman Vázquez Medina, tuvo lugar en medio de un clima de tensión debido a la disputa territorial entre dos organizaciones criminales que operan en la región.
Suchiate, ubicado en la frontera con Guatemala, es un punto crítico en la ruta de migrantes provenientes de Asia, África y América Latina, que buscan llegar a Estados Unidos. Esta situación ha complicado aún más el panorama de seguridad en la región, donde la presencia de migrantes vulnerables ha sido aprovechada por grupos delictivos que operan con impunidad.
Durante la peregrinación en Suchiate, los participantes caminaron por las principales calles de Ciudad Hidalgo, la cabecera municipal, llevando globos blancos e imágenes religiosas. El sacerdote Vázquez Medina, quien ha sido un defensor activo de los derechos de los migrantes, ofició una homilía en el parque central, donde criticó duramente la presencia de la Guardia Nacional y el Ejército en la zona, señalando que su actuación ha sido ineficaz para reducir la criminalidad.
El sacerdote Vázquez Medina expresó la frustración de la comunidad ante la falta de resultados en la lucha contra el crimen. “Su presencia no ha significado un descenso en la criminalidad y aunque existen reiteradas denuncias de la presencia de delincuentes, parece que no son visibles ante las corporaciones”, afirmó el sacerdote durante su discurso.
El clérigo también hizo un llamado al Gobierno federal, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, para que cumpla con su promesa de un cambio verdadero. “Con Andrés Manuel López Obrador teníamos esperanza de un verdadero cambio para nuestro país, pero a casi seis años de Gobierno, la inseguridad, corrupción, impunidad, abuso de autoridad, la fabricación de delitos a los incómodos, continúa”, denunció Vázquez Medina. “La 4T sigue siendo un eslogan. El presidente Andrés Manuel López Obrador deja un país igual o peor que los gobiernos anteriores”, agregó.
Estas palabras resonaron profundamente entre los asistentes, quienes compartieron su preocupación por la situación de violencia que vive no solo Suchiate, sino gran parte del estado de Chiapas. La crítica hacia la estrategia de “abrazos, no balazos” del presidente López Obrador fue un tema recurrente durante la manifestación, con muchos ciudadanos expresando su desilusión ante lo que consideran una falta de acción efectiva por parte del Gobierno.
La Iglesia Católica ha jugado un papel central en estas manifestaciones por la paz, no solo organizando y liderando las marchas, sino también sirviendo como una voz de conciencia que denuncia la injusticia y la violencia en sus comunidades. En un contexto donde la confianza en las instituciones gubernamentales está debilitada, la Iglesia ha emergido como un faro de esperanza para muchas personas que buscan soluciones a la crisis de seguridad.
El compromiso de la iglesia con la defensa de los derechos humanos y la asistencia a los más vulnerables, como los migrantes y las víctimas de la violencia, ha sido fundamental para mantener viva la esperanza en tiempos difíciles. A través de sus parroquias y organizaciones, la iglesia ha brindado apoyo material y espiritual a quienes más lo necesitan, mientras sigue presionando a las autoridades para que actúen con firmeza y justicia.
Las marchas por la paz en municipios como Huixtla y Suchiate son un claro recordatorio del poder que tiene la comunidad cuando se une en un propósito común. Estas manifestaciones no solo buscan llamar la atención sobre la grave situación de inseguridad que enfrenta la entidad, sino que también representan un llamado a la acción colectiva.
Los organizadores de estas marchas han expresado su esperanza de que estas manifestaciones sirvan como ejemplo para otras comunidades en el estado y en el resto del país. “Este es un momento para que todos reflexionemos sobre nuestro papel en la sociedad y lo que podemos hacer para contribuir a la paz y la justicia”, declaró uno de los organizadores de la marcha en Huixtla.
A pesar de los desafíos y la incertidumbre que enfrenta la comarca, la marcha por la paz en Huixtla y otras localidades demuestra que la esperanza sigue viva entre sus habitantes. Estas acciones colectivas son una muestra del anhelo profundo de las comunidades por un cambio real y duradero. Aunque el camino hacia la paz es largo y complejo, la determinación y el coraje de estas personas sirven como un faro de luz en tiempos de oscuridad.
Las comunidades en el territorio han dejado claro que no están dispuestas a rendirse frente a la violencia y la injusticia. A través de estas marchas por la paz, han demostrado que están listas para luchar, no con armas, sino con la fuerza de su unidad, su fe y su deseo de un futuro mejor.