Los aumentos en productos básicos y combustibles agravan la situación económica de zonas rurales
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
La inflación en Chiapas ha superado el promedio nacional, esto reveló una crisis económica que se agrava en la región. En julio de 2024, el estado registró una inflación anual del 6.3 por ciento. Esta alza de precios ha afectado a la población, en especial en productos de primera necesidad, poniendo en evidencia las dificultades de las políticas económicas para abordar las necesidades específicas de regiones como en la del sur sureste.
Tuxtla Gutiérrez, reflejó con mayor intensidad este fenómeno, siendo la tercera ciudad en el país donde los precios al consumidor superan la media nacional. Esto indica una presión económica cada vez mayor sobre los hogares, que enfrentan incrementos significativos en productos cotidianos. La falta de medidas eficaces para mitigar estos aumentos en una de las regiones, subraya la necesidad de revaluar las estrategias de control inflacionario.
Además, el impacto en las zonas rurales de la entidad es aún más preocupante. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el cambio porcentual anual en la canasta alimentaria en áreas rurales fue de 7.9 por ciento en julio de 2024, con productos como el jitomate, que tuvo un aumento del 79.5 por ciento.
El alza sostenida en los precios de los combustibles fósiles, también contribuye al agravamiento de la situación inflacionaria en el estado. Este incremento, que ya lleva seis meses consecutivos, no solo encarece los costos de producción y transporte, sino que también impacta en el precio final de los bienes y servicios, esto complica la economía local y la vida diaria de los chiapanecos.
La inflación en registrada en la comarca no puede ser vista como un simple dato estadístico. Es una señal de alarma que exige una intervención decidida por parte de las autoridades para proteger a las poblaciones más afectadas. Las soluciones deben ser específicas y diseñadas para aliviar la presión económica que sufren las familias en el territorio, donde la brecha entre la inflación y el bienestar social se ensancha de manera peligrosa.