Bloqueos y enfrentamientos armados dejan a comunidades aisladas y en constante temor
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
El conflicto armado en Chiapas ha alcanzado un nuevo nivel de gravedad tras el reciente ataque con explosivos y drones al cuartel del 101 Batallón de Infantería en Chicomuselo. Este acto violento, que incluyó enfrentamientos prolongados, ha sumido a la población local en un estado de pánico, con los residentes atrapados en sus hogares, temiendo por sus vidas. La violencia es el resultado de la disputa territorial entre grupos criminales.
Desde el inicio de la semana, los accesos a Chicomuselo fueron bloqueados, esto paralizó el tránsito y dejó a las comunidades vecinas, como La Concordia, aisladas. Los habitantes se enfrentan a una doble amenaza: la violencia directa de los enfrentamientos y el miedo a represalias, lo que ha generado una atmósfera de inseguridad constante. Los relatos de los locales reflejan el nivel de angustia que se vive, con familias enteras resguardándose en sus hogares.
La situación se agravó con la llegada de un convoy armado desde Frontera Comalapa, lo que ha intensificado los enfrentamientos en la zona. La población, ya bajo el asedio de grupos delictivos, ahora enfrenta un conflicto que se extiende más allá de Chicomuselo. En municipios cercanos como Ocozocoautla, la violencia ha forzado la suspensión del tránsito, y en Jaltenango, los residentes han comenzado a movilizarse, exigiendo la retirada de las fuerzas de seguridad.
A medida que la violencia se expande, los habitantes de la Sierra han denunciado la coerción para participar en bloqueos en diversas localidades, lo que aumenta la crisis humanitaria en la región. Las escenas de helicópteros que sobrevuelan y las compras de pánico en Motozintla reflejan la profundidad del miedo que se ha apoderado de la población, quien teme que la violencia escale aún más.
Con las elecciones extraordinarias en el horizonte, la seguridad en Chiapas pende de un hilo. Los enfrentamientos armados, los bloqueos forzados y la tensión creciente complican un panorama ya de por sí crítico. La región enfrenta una crisis multifacética donde la violencia, la desconfianza en las autoridades y la incertidumbre sobre el futuro conforman un escenario alarmante.