Lejos de ser un simple logro financiero, este dato pone en evidencia la profundidad de necesidades locales
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
Chiapas se ubicó como el estado con mayor ejecución del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) en 2022, al liderar a nivel nacional con un 15.42 por ciento del Fondo de Infraestructura Social para las Entidades (FISE) y un 15.19 por ciento del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Municipal (Faismun). Sin embargo, esta alta inversión no solo refleja una gestión efectiva de recursos, sino también la urgencia de atender carencias históricas en infraestructura básica.
Los más de mil 900 proyectos financiados en Chiapas que equivalen a más de 15 mil millones de pesos, apuntaron a mejorar transportes, vialidades y vivienda. Aunque estas áreas son cruciales, la concentración del presupuesto en estos sectores sugiere que las comunidades aún sufren de una infraestructura inadecuada. Este enfoque, aunque necesario, revela la precariedad persistente en el acceso a servicios básicos en las zonas rurales.
Los extremos en la asignación de recursos entre grandes y pequeños proyectos también dejan ver una disparidad preocupante. La construcción de un sistema de saneamiento en Chiapa de Corzo, con una inversión de 47.81 millones de pesos, contrasta con obras como la rehabilitación de banquetas en La Libertad, que apenas recibió recursos. Esta desigualdad en la distribución presupuestaria refleja las dificultades en atender a todas las comunidades.
El estado encabeza los indicadores de rezago social. A pesar de los esfuerzos para mejorar estas condiciones a través de proyectos de piso firme, la cobertura limitada sugiere que las acciones actuales son insuficientes para cerrar las brechas de desigualdad. Este dato resalta la necesidad de replantear estrategias que abarquen a la totalidad de la población.
La inversión en Chiapas, aunque significativa, subraya tanto los logros como las limitaciones de la entidad en su lucha contra la pobreza y el rezago social. La verdadera prueba radica en transformar estos recursos en cambios estructurales sostenibles, que no solo mitiguen la situación actual, sino que también prevengan futuras carencias.