Los pueblos originarios de Chiapas mantienen vivas sus raíces lingüísticas y culturales, pese a la globalización
CARLOS RUIZ/PORTAVOZ
FOTO: JACOB GARCÍA
Chiapas, un estado que se enorgullece de su rica diversidad cultural, ocupa el tercer lugar nacional en porcentaje de población indígena, con un 23.4 por ciento del total. Sin embargo, esta cifra es solo una fracción de la complejidad que enfrentan los pueblos indígenas en México. La preservación de las lenguas originarias y la migración interna destacan como dos desafíos cruciales en un contexto donde la modernidad y la tradición luchan por coexistir.
Los datos más recientes de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2023 revelaron que, el estado chiapaneco está entre los estados con mayor porcentaje de población indígena. El náhuatl, maya, tseltal y zapoteco, entre otras lenguas, enfrentan un reto constante: mantener su relevancia en un país donde las nuevas generaciones están cada vez más expuestas a la globalización.
La edad de los hablantes de lenguas indígenas es un factor que añade complejidad al panorama. Con el 35.1 por ciento de estos hablantes en la entidad perteneciendo al grupo de 50 años o más, es evidente que la transmisión intergeneracional de la lengua se encuentra en un momento crítico. La juventud, que representa la esperanza de preservación de estas lenguas, enfrenta el reto de equilibrar su identidad cultural con las demandas de un mundo cada vez más urbano.
Además, la movilidad de la población indígena introduce una nueva capa de desafíos. Si bien el 86 por ciento de los hablantes de lenguas indígenas en México reside en la entidad donde nació, un 13.7 por ciento ha migrado a otros estados. Este desplazamiento puede significar la pérdida de conexiones culturales profundas y, en última instancia, la desaparición de las lenguas y costumbres ancestrales.
Mientras el territorio celebra su riqueza indígena, es imperativo que se desarrollen políticas públicas que no solo reconozcan la diversidad cultural, sino que también trabajen para preservarla. Las cifras son un reflejo de la realidad, pero detrás de cada número hay historias, culturas y lenguas que necesitan ser protegidas y promovidas.